En el cine, cuando KyungSoo se aburría demasiado porque la película
era una total pérdida de tiempo, o simplemente porque él siempre estaba
aburrido, solía utilizar la pajilla de su bebida para picarle los ojos a
ChanYeol cuando este más interesado en la pantalla estaba. El más alto
lloriqueaba y tenía que correr a los sanitarios para revisar que nada grave le
hubiera pasado… Eso a KyungSoo lo hacía sonreír.
En el trabajo, cuando KyungSoo estaba atiborrado de trabajo y no lo
dejaban ni respirar, ChanYeol solía molestar con un sinfín de mensajes a su
pareja aunque estuvieran a solo un cubículo de distancia. Era tal el acoso, que
la bandeja de KyungSoo siempre sobrepasaba los mil mensajes en menos de diez
minutos, ninguno de ellos siquiera importante. KyungSoo iba una raya más allá
de «enfadado» y, cuando ChanYeol se levantaba por alguna razón de su lugar,
aprovechaba para lanzarle grapas al rostro. En algunas ocasiones acertaba a tal
grado, que ChanYeol tenía que ir al médico para que sanaran sus heridas; hasta
ahora la más grave había sido por una que se le encajó en el labio… eso a
KyungSoo lo hacía carcajearse hasta alcanzar un dolor de estómago.
En casa, cuando KyungSoo tenía hambre pero no ganas de levantarse y
cocinar, era ChanYeol quien se arrastraba hasta la cocina e intentaba preparar
algo comestible, aunque siempre era un fracaso: quemaba sartenes, tiraba la
comida en el suelo, lo ensuciaba todo y culpaba al perro. KyungSoo al final, de
todas formas, tenía que levantarse, hacer la comida, y de paso limpiar. Era
fastidioso, tan fastidioso, que KyungSoo no podía simplemente controlarse y
evitar correr detrás de ChanYeol cuchillo en mano. El mayor tenía que dejarse
cortar o la persecución nunca terminaría… eso a KyungSoo lo hacía reír tan
ampliamente, que sus ojos se cerraban casi por completo y sus perfectos dientes
aparecían.
En la cama, a la hora de hacer el amor, era cuando intercambiaban un
poco los papeles. ChanYeol solía ser un salvaje, penetrando el pequeño cuerpo
de su novio sin cuidado y provocándole sangrado interno cuando hacía tiempo que
no dormían juntos; tampoco reparaba en que sus manos, fuertes y grandes,
dejaban marcas moradas por donde sea que se paseaban. Sus besos eran rudos y
las mordidas —que tanto amaba hacer— normalmente dejaban marcas que tardaban
días en borrarse, o peor aún, hacía que KyungSoo sangrara de esa forma también.
Los gritos y jadeos proferidos por KyungSoo cuando era lastimado, llevaban a
ChanYeol al grado máximo de excitación.
No importaba, realmente.
Estaba bien, de verdad.
Porque cuando KyungSoo era lastimado, al siguiente día buscaría
venganza. Hacer a ChanYeol sufrir era su meta en la vida.
Y eso a ChanYeol también lo tenía sin cuidado, porque sabía que su
novio estaba un poco loco, y que él no se quedaba demasiado atrás. Eran el uno
para el otro.
Enfermedad y enfermedad.
«La manera en la que
me lastimas, es irresistible».
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