Capítulo V
DongHae ladeó la cabeza ligeramente luego de no haber recibido
respuesta por parte del pelinegro, después se agachó hasta quedar frente a su
rostro y chasqueó los dedos varias veces:
—Es evidente su estado de shock. —Se atrevió a tocar ligeramente su frente:
estaba helada.
—Déjalo, —Park habló detrás de él, se veía algo distraído y molesto—;
necesito que revises esto en lo que llega KyungSoo.
—¿Estás seguro?
ChanYeol dudó un momento y observó el casi incoloro rostro de KyuHyun;
el ladrón permanecía sentado a un lado de la entrada, con la mirada perdida y
las manos fuertemente apretadas contra el suelo, como si quisiera atravesarlo y
enterrarse vivo. Aun así no se movía.
—Sí… —El ladrón era importante, quizás necesitaba atención médica, sin
embargo tenían el cadáver de un hombre también y aunque quedara como un
maldito…—. JongIn no tardará en llegar, él se hará cargo. —El asesinato tenía
prioridad
DongHae asintió y se puso de pie, se quitó el saco que portaba y
cubrió rápidamente la cabeza y los hombros de KyuHyun; el pelinegro suspiró
suavemente, se envolvió en aquella prenda y volvió a quedarse inmóvil.
DongHae sonrió ligeramente sin que el ladrón se percatara.
Lo observó unos segundos más: era gracioso ver tan afectado a alguien
como Cho KyuHyun por un poco de sangre. Allí, arrinconado contra la pared, se
veía tan frágil y humano… DongHae no pudo evitar que una mueca de desagrado
arruinara su siempre fresco rostro, pensar que KyuHyun era un ser como los
demás le molestaba.
No.
Su yo interno le dijo que KyuHyun estaba bien, que la escena lo había
impresionado pero era de esperarse. Cho KyuHyun seguía siendo perfecto, solo
había que enseñarle algunas cosas y…
—¡DongHae!
El castaño dejó de observar a su mayor por fin y se apresuró al
interior del local.
—Me disculpo. —ChanYeol ya tenía los guantes puestos y la camisa
arremangada, lo miró con el ceño fruncido un segundo, pero enseguida cambió su
expresión por una más suave.
—Está bien. —El agente le extendió un par de guantes de látex
apresuradamente—. Ahora hay que darnos prisa.
DongHae asintió y comenzó con su trabajo.
A pesar de que no estaba acostumbrado —ya que KyungSoo era su superior
y por lo tanto, quien siempre lo hacía todo— no se puso nervioso ni titubeó en
cuanto al aseguramiento y limpieza de la zona.
Había varios pedazos diminutos de cristal regados por el suelo,
también pequeñas gotas de sangre que, debido a su tamaño, ya se habían secado.
DongHae no tocó ninguno de ellos; él se dirigió directamente al cadáver. Tomó
varias fotografías asegurándose de cubrir todos los ángulos posibles y, cuando
hubo terminado, se cambió los guantes una vez más antes de tocar el cuerpo.
Lee HyukJae solo estaba semidesnudo; su torso aún conservaba la camisa
y tenía los pantalones junto con la ropa interior atorados en los tobillos. Los
zapatos permanecía en su lugar y no había rastro de que hubiera intentado
quitárselos. El cuerpo estaba echado descuidadamente sobre el suelo, a lado de
una vitrina llena de brillantes joyas femeninas que tenía una de sus puertas
rota y rastros de sangre en el marco. La cabeza del rubio se encontraba rodeada
por un charco de sangre y sus dos ojos estaban abiertos de par en par; era
imposible adivinar qué había sido lo último que logró ver, pero, a juzgar por
la expresión en su rostro: ese algo lo sorprendió.
Su entrepierna como era de esperarse, estaba destrozada y sangrante.
—Por la posición del cuerpo y el estado de la ropa, todo apunta a que
este hombre quería tener un rapidín, pero algo salió mal y murió antes de
lograrlo.
DongHae asintió ante la hipótesis de ChanYeol, parecía ser así.
—Él y Miss Murder debieron llegar hasta esta joyería con esa
intención, —DongHae dejó por un momento el cuerpo y regresó a la entrada—; los
presentes dicen que los vieron llegar juntos y fue solo una ocasión en la que
se separaron, pero no por mucho tiempo. Cuando se reencontraron, HyukJae se
dedicó a beber un buen rato, luego, ambos vinieron aquí. A nadie le extrañó ya
que este es el local que HyukJae ocupa para exhibir sus joyas, por ello que
contara con la llave. Él tenía que estar bastante ebrio, y seguramente Miss
Murder también lo drogó.
—Prosigue.
El fotógrafo comenzó a desplazarse nuevamente por el lugar, esta vez
lentamente, recreando en su mente la escena, como si pudiera verlo todo otra
vez.
—Debido al alcohol y las drogas, ya no lograba moverse
coordinadamente, así que entraron dando tumbos y derribaron la lámpara de la
entrada, por eso los cristales regados por el suelo. Luego, a HyukJae le
pareció interesante hacerlo sobre el exhibidor de joyas y por eso fueron hasta
el más grande; sin embargo, el hombre no contó con que se golpearía la cabeza
antes de poder hacer nada.
—¿Crees entonces que la herida en la cabeza fue un accidente? Porque
no parece serlo.
DongHae regresó su atención al cadáver y levantó con ambas manos la
cabeza de HyukJae, buscando la herida de la cuál emanaba la sangre.
—Pienso que fue un error. —La encontró; un agujero pequeño y
perfectamente circular, con varios trocitos de cristal encajados alrededor—.
Miss Murder es muy limpia y se toma su tiempo para asesinar, este hombre murió
enseguida, y parece que ella le perforó el cráneo de todas formas.
—¿Por qué habría de hacerlo si él igual ya estaba muerto? —ChanYeol se
acarició la barbilla—. Con los conocimientos que ha demostrado tener, no creo
que no se haya dado cuenta de eso.
El menor cogió unas pinzas de la maleta que había traído ChanYeol
consigo y comenzó a retirar los trozos de cristal que HyukJae tenía en la
cabeza. Todo muy cuidadosamente.
—A ella le gusta la sangre, por eso. —Aseguró KyungSoo
El forense apareció de la nada y comenzó a moverse con agilidad por la
escena del crimen, detrás de él, JongIn asomó la cabeza y saludó, YuRi también
venía con ellos.
—Necesito un reporte.
DongHae se retiró del cadáver y dejó que KyungSoo tomara su lugar, al
mismo tiempo en que repetía las palabras que había dedicado al agente minutos
atrás.
ChanYeol observó la escena con recelo y se sintió un idiota por haber
esperado que KyungSoo hablara primero con él, eso hace tiempo que no pasaba y
en las actuales circunstancias, —el forense aún no lo perdonaba por su poco
tacto ante la muerte de LuHan—, soñar con ver a los cerdos volando era más
real. Sabiendo que era un ser innecesario cuando esos dos estaban juntos, el
agente abandonó la joyería sin siquiera despedirse, dándole una orden
silenciosa a JongIn para que lo siguiera. DongHae lo miró marcharse y una
sonrisa traviesa adornó su rostro.
El gesto desapareció enseguida.
*
KyuHyun sentía un frío interior espeluznante; aunque se aferraba con
todas sus fuerzas a la prenda que tenía sobre sus hombros, en busca de un poco
de confort, la imagen de aquel asesinato no quería desaparecer de sus recuerdos
y constantemente anhelaba poder vomitar.
Sobre todo porque no lograba evitar recordar a MinHo…
Malamente, justo ahora no podía ni siquiera respirar con tranquilidad.
—Desde siempre supe que esta era una mala idea. —Sentenció el hombre
delante de él.
Jung YunHo lo observaba desde detrás de su escritorio; vestido con su
habitual traje sobrio y erguido perfectamente en su metro ochenta y cinco. El
comandante causaba el suficiente impacto como para tener a KyuHyun con la
espalda recta y la cabeza gacha. Aun así, el ladrón no se avergonzaba por su evidente
miedo, porque solo tenía que ladear la cabeza para mirar al agente Park y su
semblante: el pobre hombre estaba pálido y tembloroso.
—Es una «casualidad» muy mala para ti, tener que ser la persona que
descubrió el asesinato esta vez, Cho KyuHyun.
KyuHyun cuadró los hombros lo mejor que pudo; tenía miedo, sí, pero no
le demostraría al comandante que estaba tan afectado.
—Fui invitado a la fiesta, bebí y buscaba el baño, ¿eso me hace un
sospechoso? —Sonrió y levantó la cabeza— porque no hice nada diferente a lo que
hicieron los demás invitados.
YunHo asintió, cruzó los brazos detrás de su espalda y se acercó
lentamente a la ventana detrás de él, perdiéndose momentáneamente su mirada
entre las luces que resplandecían de los edificios de la ciudad:
—Pero olvidas mencionar que viste a Miss Murder y además, la dejaste
escapar.
—¡Tenía una máscara! —El ladrón se mostró ofendido—. ¿Cómo iba yo a
saber de quién se trataba? Todos en la fiesta la vimos.
—No lo sé… quizás siempre has sido su cómplice. Algunos invitados
dicen haberte visto muy interesado en ella.
—Jefe… —La voz de ChanYeol sonó trémula pero contundente—, dudo que
Miss Murder trabaje en conjunto con alguien, —KyuHyun lo miró incrédulo, ¿acaso
Park lo estaba defendiendo?— Y en caso de que lo hiciera, no es con KyuHyun.
Recuerde la razón por la que él está aquí.
El comandante Jung se quedó en silencio y ese instante sirvió para que
la cabeza de KyuHyun se iluminara.
—¿Y su hija? —El pelinegro reclamó—; Jessica también estaba allí, al
igual que DongHae y cientos de personas.
La mandíbula del comandante se tensó, era obvio que le molestaba que
KyuHyun se atreviera a inmiscuir a su preciada hija en esto, sin embargo, eso
al ladrón le tenía sin cuidado.
—ChanYeol… —Park tragó saliva, la voz de YunHo era amenazante—.
Llévatelo en este mismo instante de aquí, y que alguien competente lo vigile.
Sigue siendo un sospechoso. Tú, asegúrate de volver.
El castaño mostró un saludo respetuoso a su superior y enseguida
obligó a KyuHyun a moverse; el pelinegro no mostró oposición alguna, él estaba
encantado de salir de ese asfixiante lugar.
Ambos sujetos caminaron juntos hasta la oficina del agente, en
absoluto silencio.
*
—Miss Murder ahora tiene imagen.
—¿Y qué es?
—Hermosa. —KyungSoo sonrió mientras acomodaba los resultados de cada
análisis realizado con respecto a la muerte de Lee HyukJae sobre el escritorio
de su pareja—. Letal… creo que también escuché palabras como sexy y angelical.
—¿Angelical? —El pelirrojo asintió—. ¿Cómo puede una asesina a sangre
fría ser «angelical»?
—Ángel de la Muerte. —DongHae negó.
—¿Alguna pista?
—No.
—Esta vez ha sido ella entonces.
KyungSoo asintió y fue a tomar asiento junto al castaño, apoyó la
cabeza sobre su hombro y cerró los ojos.
El forense estaba cansado; horas frente a la computadora, devanándose
los sesos en un caso que parecía no tener fin. Cada asesinato era peor que el
otro, y esta vez Miss Murder lo había hecho todo en un lugar público, lleno de
rostros famosos y cámaras por todas partes. Ella no tenía miedo y parecía
burlarse de la policía, haciéndolos quedar como unos incompetentes frente a la
ciudadanía.
ChanYeol y KyuHyun entraron a la oficina no mucho tiempo después, sin
anunciarse; KyungSoo y DongHae ni siquiera se inmutaron por su presencia y
siguieron allí, sentados en el pequeño sofá del fondo, acurrucados el uno
contra el otro.
—DongHae, —ChanYeol fue el primero en hablar, lo hizo mientras
caminaba hacía su lugar detrás del escritorio—. Hace tiempo te di una encomienda,
confiando en tu seriedad, pero veo que exactamente hoy decidiste ignorarla.
Aunque KyungSoo mantenía los ojos cerrados y parecía estar dormido, lo
escuchaba todo; así que no pudo evitar fruncir el ceño levemente y apretar el
brazo de DongHae: pidiendo silenciosamente una explicación.
—No estaba enterado de que él también estaría allí, además de que el
comandante Jung me encargó vigilara a su hija. Solo estaba siguiendo órdenes de
mi superior. —El agente entrecerró los ojos.
—No sabía nada de eso.
—Al principio pude vigilarlos a ambos, pero luego de un rato él fue a
molestarme y perdí de vista a Jessica. La hija del comandante era mi prioridad,
así que me di a la tarea de ir tras ella.
—¿Jessica también es un testigo entonces? Pensé que este idiota solo
hablaba por hablar…
—¡Un momento! —KyuHyun gritó, interrumpiéndolos—, ¿a quién te refieres
cuando dices «él»?
DongHae intercambió un par de miradas con ChanYeol y este asintió.
—A usted, naturalmente. Desde hace dos meses que le persigo, ¿no lo
había notado?
KyuHyun dejó caer la mandíbula, ¿cómo era posible que ese mocoso lo
vigilara? ¿Desde cuándo se había vuelto tan descuidado como para no notarlo?
¡Lee DongHae tenía pinta de idiota!
—¡Eso es imposible! —DongHae ni siquiera trato de oponerse a la
afirmación, los gritos de KyuHyun eran en este momento su menor problema.
Porque KyungSoo le estaba enterrando las uñas en el antebrazo y eso sí
era peligroso.
—Déjalo estar, Cho —comentó ChanYeol despreocupado—, ahora es el mismo
comandante quien ha ordenado tu vigilancia así que todo seguirá como antes.
—Jódete.
KyuHyun sonrió con altanería y le mostró el dedo de en medio, acto
seguido salió de la oficina azotando fuertemente la puerta.
—Síguelo.
DongHae asintió y se zafó del agarré de KyungSoo; al parecer el
pelirrojo iba a explotar y por primera vez, agradecía que el estúpido de Park
lo alejara de él.
Al notar la evidente huida del castaño, KyungSoo se reincorporó y miró
fijamente a ChanYeol.
—DongHae no es policía, él no tiene por qué hacer eso.
El agente se sobó las sienes y soltó un fuerte y largo suspiro,
después, fue a tomar asiento junto a KyungSoo e intentó tomar su mano; este se
negó.
—Sé que sigues molesto conmigo, Soo…
—Tienes a JongIn, ¿por qué mandar a alguien como DongHae? —ChanYeol
frunció el ceño.
—¿Es en serio, KyungSoo? —El pelirrojo asintió—. Bien. Envié a DongHae
porque es más serio y se mantendrá alejado de KyuHyun, JongIn es un muy buen
agente pero es idiota, ya una vez cayó ante ese ladrón y no volveré a
arriesgarme, ¿feliz?
—¡Por supuesto que no! DongHae es un niño que necesita…
—DongHae está y va a estar bien, —ChanYeol alzó la voz— caso muy
distinto a nuestra relación.
KyungSoo lo miró fijamente, el agente le devolvió la mirada también.
Un silencio incómodo los envolvió a ambos en ese momento.
—KyungSoo, —ChanYeol pasó saliva, elevó la mano lentamente y sin
romper el contacto visual— te amo. —Esta vez el pelirrojo aceptó su caricia y
cerró los ojos, dejando caer su cabeza en el pecho del agente.
—Lo sé.
—Lo siento.
El forense se tomó un rato para contestar, pero al final solo terminó
asintiendo y al mismo tiempo un silencioso llanto lo envolvió. ChanYeol lo
abrazó con fuerza, era evidente que sin él, KyungSoo no tenía realmente a
alguien en quien apoyarse para desahogar sus penas puesto que DongHae nunca
ayudaba en eso.
Estaba bien ser el bote salvavidas de KyungSoo, estaba bien soportar
los pequeños ataques bipolares de su novio porque lo amaba, con el alma, más a
que a la vida misma… el amor siempre lo justifica todo, ¿verdad?
*
Para KyuHyun fue una sorpresa ver que el cielo ya estaba aclarando y
que hacía bastante frío afuera debido a las múltiples corrientes de aire,
¿cuánto tiempo había estado dentro de la comandancia como para que la mañana ya
estuviera asomando? Más viento fuerte le golpeó el rostro con fuerza y
escalofríos lo recorrieron; se apretó contra el saco de más que llevaba,
tampoco sabía a quién le pertenecía, pero olía bien. Miró para todos lados y
recordó que su automóvil estaba en el Lotte y que no tenía forma de regresar…
¿siquiera llevaba dinero? Rebuscó entre sus bolsillos y solo halló su celular,
¿había perdido la cartera?
Que fastidio.
¿En serio iba a caminar como si fuera un asalariado más? Había algunos
autos en el estacionamiento, de entre ellos solo reconoció el del agente Park,
pero no le atraía en lo más mínimo volver al interior de la comandancia y pedir
por un aventón luego de lo que había descubierto.
¡Oh!, realmente iba a tener que caminar.
—Puedo llevarte. —KyuHyun dio un respigo al escuchar aquella voz a sus
espaldas. Se giró.
DongHae lo observaba impasible y con la llave de —supuso— su auto.
—No. —KyuHyun le gruñó de mala gana y volvió a darle la espalda.
—De acuerdo.
El pelinegro esperó a que DongHae se marchara, pero el chiquillo no se
movía de su lugar.
—¿Qué quieres que no te largas?
—El saco es mío.
KyuHyun reaccionó rápidamente a las palabras y se deshizo de la prenda
como si esta tuviera algún tipo de virus incurable, arrojándola contra el
rostro del castaño.
—Gracias. —Por fin DongHae se dio la vuelta y comenzó a moverse.
KyuHyun lo observó atento…
—¡Espera! —El castaño sonrió y se detuvo. En seguida escuchó los
rápidos pasos de KyuHyun acercarse a él.
—Solo porque hace frío y mi casa está lejos de aquí.
—Sí.
Una vez dentro del auto, DongHae se aseguró de cerrar bien las
ventanas y poner la calefacción para que el mayor entrara en calor; porque era
obvio que a pesar del calmante que le habían suministrado y, de que ya varias
horas habían pasado desde el asesinato, el ladrón todavía no superaba del todo
su shock. E iba a tardar por lo menos unos días más en hacerlo.
—¿Por qué estás siendo amable conmigo? —KyuHyun preguntó.
Antes de responder, DongHae prendió el motor del auto y comenzaron a
moverse lentamente.
—¿Crees que soy amable solo porque te llevo a tu casa? —Cho frunció el
ceño, esa no era la respuesta que esperaba.
—¿No es eso amabilidad?
—Me es más fácil vigilarte si soy yo quien te lleva, eso es todo.
—KyuHyun golpeó su frente contra el cristal a lado suyo, molesto.
—¡Eres una maldita cosa incomprensible!
—Estoy jugando. —DongHae sonrió, provocándole casi un paro cardíaco a
KyuHyun con aquella acción.
¿Había visto bien? ¿El momento era real? ¡La cosa sin carisma acababa
de sonreír! KyuHyun se pellizcó la pierna y una punzada de dolor no tardó en
aparecer, en efecto, estaba bien despierto. Todo había sucedido de verdad.
Se quedó callado.
KyuHyun agitó la cabeza, el silencio ya estaba de vuelta en el auto y
con ello la vacía expresión de DongHae. La falta de conversación era
insoportable para el ladrón.
En cambio DongHae amaba el silencio, de hecho en ese momento se sentía
bastante feliz. Porque KyuHyun lo acompañaba y solo estaba allí… siendo
perfecto.
—¿En dónde está Jessica? —Sin embargo y, como era de esperarse, el
pelinegro tenía que arruinarlo.
DongHae presionó con más fuerza de la necesaria el contorno del
volante, las venas de sus manos asomaron ligeramente y debido al frío y la
presión, sus palmas perdieron por completo el color de su sangre. Mordisqueó la
parte interna de su mejilla varias veces y comenzó a contar del cincuenta al
cero de dos en dos mientras KyuHyun lo observaba, confundido.
—¿Por qué te gusta tanto? —Preguntó una vez hubo terminado y su agarre
sobre el volante volvía a la normalidad.
—¿Por qué haces tú eso? —Aunque KyuHyun le cambió el tema.
Al fotógrafo no le agradaba demasiado hablar de sí mismo, pero
reconsideró la situación; era KyuHyun quien le preguntaba.
—Tengo Asperger.
—Lo sé. —DongHae no se sorprendió, y si lo hizo, no lo demostró.
—Debo cumplir con cierto régimen asignado por mi doctor, cuando no lo
hago me pongo ansioso y tengo que contar números u ordenar fichas de colores
para calmarme. —KyuHyun asintió.
—Nunca había conocido a alguien con Síndrome de Asperger, ¿son todos
iguales?
—Parecidos. Así que difiere el tratamiento para cada individuo porque
no todos actuamos exactamente igual, puesto que no pensamos lo mismo.
KyuHyun asintió nuevamente y fijó su vista en el camino, parecía estar
pensando algo. DongHae no lo molestó, se dedicó a manejar con una velocidad
prudente y no tardaron demasiado en llegar a la casa de KyuHyun. Cuando lo
hicieron, el pelinegro no dijo nada, ni siquiera agradeció… solo… solo se fue.
*
Cayó la tarde y la comandancia estaba hecha un caos, como siempre.
KyuHyun había dormido muy poco, ya que el agente Park le informó que
debía volver a la comandancia para que fuera interrogado una vez más. Al
principio se portó reacio a la idea, pero al final de cuentas fue.
En todo el camino tuvo la sensación de que era observado, hasta dentro
de las paredes de su casa tenía el extraño presentimiento de que los huecos
ojos de DongHae estaba por allí, observándolo.
Se sentía inseguro y paranoico.
Pensó que mientras toda la investigación durara, tendría que
abstenerse de robar. El dinero no era un problema realmente, podría estar años
fuera del negocio, o completamente retirarse y aun así seguiría siendo El Rey,
viviendo como tal. Sin embargo, vivir así era aburrido y no deseaba comportarse
como un anciano cuando era tan joven…
DongHae era tan molesto como una piedra gigante en su zapato.
—¿El viejo sigue creyendo que tuve algo que ver? —Park le lanzó una
fugaz mirada de molestia, advirtiéndole que dejara de llamar de esa forma a su
jefe.
Ambos estaban dentro de una cafetería cerca de la comandancia, KyuHyun
recién había terminado de ser interrogado y ChanYeol no había ni siquiera
salido de su lugar de trabajo… hasta ahora.
—Creo que solo está presionado, no tenemos nada y avanzar a ciegas por
tanto tiempo es desgastante. —Se sobó el puente de la nariz y suspiró—. Tenemos
que infiltrarte, KyuHyun… de alguna manera tienes que estar donde ella esté.
—Le he estado pensando, —el pelinegro hizo una pausa y sacó su
teléfono celular—, mi gente investigó un poco a todas las victimas… ninguno
estaba muy limpio, ya sabes.
ChanYeol frunció el ceño y tomó el móvil que KyuHyun le extendía.
—¿A qué te refieres? Investigamos a todos también y ninguno tenía
algún negocio turbio.
—No hablo de ese tipo de limpieza, Park.
KyuHyun se cruzó de piernas y esperó a que ChanYeol leyera los datos
de su dispositivo. Conforme avanzaba, el agente cambiaba radicalmente la
expresión de su rostro.
—¿Por qué decidiste investigar esto? —KyuHyun tomó de vuelta su
celular y lo guardó en el bolsillo de su saco.
—Cuando ella me habló, noté que su voz era extraña, y también tenía un
acento, como si no fuera de aquí. Sé que en países cercanos ha habido brotes de
violencia y múltiples marchas de gente que se manifiesta en contra de estas
prácticas, también.
—¿Entonces crees que es alguna mujer extranjera la que vino a hacer
esto aquí? Eso tendría sentido si ella logra regresar a su país. Aún si la
descubrimos, no podremos extraditarla si es de Corea del Norte o China, también
está el hecho de que si pertenece a estas potencias, sea una mujer al servicio
de alguna importante comunidad religiosa; allí es donde está esta gente
preparada y radical.
—Más bien he llegado a la conclusión de que Miss Murder sufre de algún
tipo de enfermedad mental o trauma, y que esto es la principal razón de que
asesine a hombres que no tienen problema en acostarse con personas de su mismo
sexo, también que es extrajera y que quizás…
—¿No es mujer?
KyuHyun asintió al tiempo en que daba un sorbo a su café, ChanYeol lo
había entendido enseguida. Sin embargo, no estaba muy seguro de cómo es que
actuaría el agente ahora que contaba con nueva información. Dudaba,
ciertamente, de que sospechara de la misma persona que lo hacía él. Aunque
habría que estar ciego para no darse cuenta; alguien demente, extranjero y con
suficiente conocimiento médico, así como posible ayuda policíaca también…
0 comentarios