Capítulo VI
DongHae trazó perfectamente la “Y” sobre el pecho del muñeco de goma
que descansaba sobre su mesa de trabajo, la profesora asintió cuando pasó
detrás de él y siguió su camino. A su lado, Jessica hizo el mismo corte que el
castaño acababa de realizar.
—Has mejorado mucho, —GaYoon palmeó el hombro de la rubia y le
sonrió—, pero aún te falta limpieza, tu muñeca tiembla por segundos y presionas
muy fuerte la piel, si haces lo mismo con un cadáver real, terminaras por
perforar órganos.
Jessica apretó los labios e intentó sonreír, la profesora correspondió
al gesto, sin darse cuenta de la falsedad del acto y continuó con su recorrido.
—He visto cómo te sonríe, —Jessica susurró enseguida, DongHae no se
inmutó ante el comentario y siguió vaciando el torso de su muñeco, sacando
órgano tras órgano—, es obvio que le gustas a esa zorra y por eso te pone esas
notas tan altas, porque no veo que hagas algo realmente «perfecto» como dice
ella.
—Estás hablando mucho, molestas.
—¿Sabrá la pobre que eres puto?
—Cállate.
—En serio… ¿qué pasaría si le digo que te gusta chupar penes y no
vaginas?
El castaño levantó la mirada un instante y notó que GaYoon estaba ya
varias mesas detrás de ellos; sus compañeros, por su parte, inmiscuidos en sus
propios asuntos. Regresó la vista a sus manos, cubiertas por los guantes de
látex y recubiertas por la roja sustancia viscosa que asemejaba ser sangre y
salía de su víctima de estudios; no lo pensó más y tomó descuidadamente los
dorados rizos de su compañera, tirando de ellos con fuerza, enredando cada uno
de los dedos de su mano derecha en los cabellos de ella. Jessica se quejó y
enseguida alcanzó su bisturí, lista para lastimar la mano del castaño, sin
embargo él la soltó antes de que pudiera tocarlo, luego se acercó a su oído y
le susurró:
—Posiblemente tu cuerpo aparezca hecho pedazos algún día en algún
lugar inhóspito, ya sabes, pero no te preocupes porque serías una obra de arte,
te lo aseguro. Haría cada uno de los cortes con tanta limpieza maestra, que si
pudieras verte cerrarías tu jodida boca y te arrodillarías ante mí, implorando
porque lo haga una vez más.
A continuación, DongHae le sonrió: con una de esas sonrisas extrañas y
que dan miedo, con aquella desagradable mueca que cualquier muñeco sin vida y
de estante le dirigiría a un niño dentro de su peor pesadilla, y no volvió a
hablar… Jessica tampoco lo hizo.
*
KyuHyun casi murió de aburrimiento mientras esperaba.
Si bien era cierto que contaba con un título profesional legal, nunca
había pisado un lugar dedicado a los estudios. Su inteligencia en las
matemáticas era lo que le había llevado a conseguir el título exprés que lo
acreditaba como licenciado en administración de empresas, y ya que sus estudios
los llevó a cabo privadamente en el interior de su mansión, jamás pensó que
asistir a una universidad pública robaría tantas horas de su día. Sin embargo,
tanto su ánimo como disposición de seguir a DongHae cambiaron radicalmente
llegadas las 3:00 p.m., hora en la que el castaño salió ligeramente apresurado
de la institución.
KyuHyun arrancó el modesto auto que había comprado específicamente
para su misión de espionaje en cuanto vio a DongHae abordar su vehículo y marcharse
de Seouldae.
No pasó absolutamente nada interesante.
DongHae solo manejó tranquilamente hacia una de las zonas
residenciales de Seúl, ubicada, por supuesto, en uno de los distritos más caros
de la ciudad. KyuHyun no pudo entrar ya que el acceso era restringido y solo
habitantes de la unidad podían acceder, así que no tuvo más remedio que aparcar
cerca del lugar y morir de aburrimiento una vez más…
La noche cayó con rapidez y DongHae no volvió a asomar su cabeza.
—Esto es una pérdida de tiempo, y será peor si resulta que estoy
equivocado.
KyuHyun dejó caer su cabeza con fuerza sobre el volante, provocando
que el molesto sonido del claxon sonara. Maldijo entre dientes y levantó la
mirada, ya era hora de que volviera a casa. Sin embargo, en ese mismo instante
un auto color plata salió de la residencia a todo lo que daba.
Era DongHae.
A pesar de la velocidad, KyuHyun pudo ver el impávido rostro del
castaño, aunque había algo extraño porque no iba solo… no. DongHae estaba
acompañado de una mujer.
El pelinegro pisó a fondo el acelerador de su propio auto, aferrándose
con fuerza al volante para no perder el control. ¿Qué hacía DongHae con una
mujer? ¿En qué momento esa tipa había entrado a la zona residencial? ¿Era
posible que también viviera allí? ¡Quizás vivía con DongHae! ¿Podría ser su
novia? ¿Por qué salían a altas horas de la noche y tan rápido, como si
estuvieran huyendo?
KyuHyun se rascó la cabeza varias veces mientras conducía, las
preguntas no dejaban de acecharlo y un sinfín de hipótesis se armaban y
desarmaban con cada minuto que transcurría.
¿Y si DongHae no era Miss Murder, pero sí su cómplice y la mujer que
lo acompañaba esta noche era la mentada asesina?
El recorrido fue corto, o quizá lo sintió de esa forma porque en
ningún momento dejó de pensar que tal vez esta misma noche descubriría la
verdad… las manos le estaban sudando y se sentía muy ansioso; sus dedos casi
recorrían el blanco y delgado cuello de Lee DongHae mientras el hijo de puta
imploraba por su perdón, confesando que había sido él el indiscutible asesino
de MinHo, o que al menos algo sabía.
El ladrón se relamió los labios y se aseguró de aparcar a una
distancia prudente de donde DongHae y compañía lo habían hecho.
*
DongHae resopló suavemente al mismo tiempo que bajó del auto y rodó
los ojos, ¿de verdad KyuHyun lo creía un idiota?
—Es una suerte que sea ladrón y no espía, —DongHae abrió la puerta del
copiloto, ofreciendo su mano en gesto caballeroso para que su acompañante
bajara—, como uno se hubiera muerto de hambre hace tiempo.
—Ocultarse le sale bien, Park nunca lo ha atrapado.
—Lo sé, pero no le des más mérito del que merece solo porque te gusta.
—La «mujer» descendió del auto, su cabellera color rubio platinado reflejaba
perfectamente el tono azul neón del letrero sobre ellos.
—No me gusta.
—Si tú lo dices…
Solo le bastó un parpadeo rápido al castaño para que su mejilla fuera
apretujada con fuerza por un par de delicados dedos, luego sintió la humedad de
los labios contrarios y el aroma a fresas que desprendía del labial de la
rubia.
—No me gusta que me beses.
—¿Te pones rejego solo porque Mister Perfecto nos observa? —Ella se
carcajeó, sonoramente y con bastantes ganas. Sabía que tanto ruido ponía de mal
humor al aburrido de DongHae—. Además, mis besos son los únicos que has probado
en toda tu vida, deberías estar agradecido conmigo, pequeño criajo.
—No voy a agradecer por eso.
La fémina tronó la lengua y tomó la mano del castaño, apresurándolo
para entrar al Blue Kiss.
El guardia, un hombre de ascendencia latina y más de dos metros de
altura, les permitió la entrada inmediata y saludó con profundo respeto —y
evidente devoción— a su jefa, ella le dio un golpecito en su calva cabeza y le
sonrió; el hombre reaccionó a los actos como si el mismísimo Dios hubiera
bajado de los cielos para bendecirlo.
—Pensé que José era heterosexual.
—Lo es, pero no conmigo. —La rubia avanzó apresurada entre las mesas
vacías, sus empleados estaba limpiando todavía pero cada uno se detenía para
mostrarle sus respetos—. No conozco a ningún hombre que se haya detenido
conmigo solo por saber lo que traigo entre las piernas.
—No quiero detalles, HeeChul. —Ella se detuvo abruptamente al escuchar
su nombre.
—H-e-e-J-i-n —deletreó mientras sostenía el mentón de DongHae entre
sus largos dedos—, te he dicho miles de veces que mientras tenga un jodido
vestido puesto, olvides mi otro nombre y me digas HeeJin.
—Bien, ahora suéltame, HeeJin.
HeeChul le agitó la cabeza antes de soltarlo y le dedicó una
deslumbrante sonrisa; en seguida volvió a tomarlo de la mano y lo condujo a la
parte trasera del bar.
Aquel lugar estaba hecho un caos, varios hombres corrían de un lado
para otro pelándose las pelucas y la ropa entre risas y alguno que otro
comentario agrio; hoy el Blue Kiss tenía como show principal, un concurso de
Drag Queens.
Había varios participantes, algunos eran caras conocidas para DongHae
y otros tantos no; empero, todos lo saludaron efusivamente y muy alegres,
especialmente RyeoWah, MinAh, GaSeok y JunLi pues le conocían desde hace un
tiempo.
Lee DongHae era el fotógrafo exclusivo de HeeChul y todos lo sabían.
Aunque la primera vez que el mayor le ofreció el puesto al castaño,
este no entendió, ¿qué podía hacer un fotógrafo forense en un concurso de ese
tipo? Bueno, al parecer HeeChul tenía buen ojo pues a DongHae en realidad le
salía bien fotografiar personas vivas. El estrafalario hombre decía que captaba
siempre la belleza de aquellos hombres a la perfección, haciéndolos ver
grandiosos y naturales, cómodos con lo que estaban haciendo. Además de que no
tenía intención de gastar en un profesional cuando allí estaba él, pidiéndole a
gritos que lo usara gratuitamente. DongHae casi sonrió al recordar aquel
comentario.
Ese mismo día, HeeChul también le había propuesto vestirse como él:
«Tienes un rostro delicado, femenino. Tu cuerpo también es perfecto
para que lo intentes, créeme, vestirse como una chica tiene sus ventajas; de
pronto piensas como una y ellas son diferentes. Siempre tan libres, inhibidas y
hermosas… son las amas del mundo».
—¿La loca de HeeJin te trajo nuevamente contra tu voluntad? —RyeoWah
le preguntó, sacándolo de sus recuerdo; estaba detrás de él.
Usaba una pintoresca peluca rosada de largos caireles y esponjado
flequillo, sus pestañas eran exageradamente largas y abundantes, llenas de
rímel color dorado; aún le faltaba ponerse la ropa pero ya se veía
espectacular.
DongHae sabía que era un hombre y que hasta una esposa e hijo tenía,
pero cuando se vestía así, realmente parecía una mujer, y una muy hermosa.
Además, él era sincero, cálido y amable.
—Hola, Ryeo —DongHae se inclinó—, siempre es así. —RyeoWah se rió,
cubriendo su boca con la mano.
—Eres tan adorable, pequeño Hae. —Él le acarició la cabeza y se alejó.
DongHae tenía la sospecha de que esta noche, Ryeo iba a ganar. Él
siempre había sido su favorito.
*
KyuHyun estuvo investigando aquel bar mientras esperaba afuera; para
su mala suerte no había nada. Ni siquiera un pleito o problemas con la policía,
no, el Blue Kiss estaba demasiado bien parado ante las autoridades; aunque era
de esperarse, DongHae no andaría metiéndose por allí, en cualquier lugar siendo
quien era.
¿Pero es que quién se suponía era DongHae?
El pelinegro lo repasó rápidamente: un singular noble chino alejado de
su familia por desconocidas razones, enfermo pero controlado —supuestamente—,
sin un tutor y actualmente, miembro destacado de Seouldae, un prodigio de la
medicina forense… el ciudadano ejemplar.
Las pistas de pronto cuadraban, y de pronto no lo hacía más.
Pero MinHo… ¿cómo pudo MinHo conocer a Miss Murder, o a DongHae?
Pertenecían a mundos contrastantes; MinHo era un muchacho alegre y
extrovertido, siempre sonriente y atento con cualquier ser que fuera capaz de
respirar; un pobre chico sin familia y que, a diferencia de YoonA, ChangMin y
el mismo KyuHyun, no despreciaba sus raíces ni se escondía en las riquezas,
aparentando algo que no era. Solía merodear por los barrios más pobres de Seúl,
vaciando sus bolsillos mientras repartía todo en limosnas o dulces y comida
para los niños… MinHo era tan bueno.
KyuHyun habría cambiado gustoso su vida por la de él.
Se escucharon unos leves toques en el cristal de lado del copiloto,
pero solo era DongHae bajo la lluvia. KyuHyun se encogió de hombros y regresó
su vista a la ya apagada pantalla de su móvil; los golpes sonaron una vez más.
El pelinegro regresó su atención al cristal, con el ceño fruncido, ¿qué cosa
quería Dong…?
Dejó caer el celular sobre sus piernas y abrió los ojos
desmesuradamente, instintivamente estiró el cuerpo y desbloqueó la puerta:
DongHae entró, y con él el delicioso aroma de la lluvia.
—Lo siento —el castaño se disculpó—, pero ¿podría llevarme a mi casa,
por favor?
—¿Qué…? ¿Por qué…? —El cerebro de KyuHyun iba lento, y su lengua
estaba peor—, ¿cómo?
—El auto que traje no es mío, y su dueño se negó a regresar conmigo.
También me quitó mi celular, para que no pudiera llamar a un taxi o a KyungSoo.
—DongHae…
—Me ha seguido todo el día, realmente no lo hace muy bien…
—No…
—Está llorando.
KyuHyun sintió los fríos y huesudos dedos de DongHae recorrer sus
mejillas suavemente; no hizo nada para detenerlo. Primeramente porque su cuerpo
no le respondió, lo segundo era que se perdió en los ojos de DongHae, en el
extraño brillo que tenían, lo oscuros que se veían… era la primera vez que
parecían estar vivos.
El momento se le figuró duró una eternidad. Una perturbadora
eternidad.
—¿Por qué me sigue? —Cuestionó sin vacilar, una vez que se hubo
alejado del ladrón—, ¿sospecha de mí?
El ambiente dentro del auto pasó a ser incómodo con aquella pregunta,
logrando que KyuHyun saliera por fin de su trance.
—Es natural si sospecha de mí, —DongHae retiró la cámara que colgaba
de su cuello y la acomodó sobre su regazo, lucía demasiado calmado para alguien
que estaba siendo acusado de ser un ya famoso asesino serial—, encajo bien con
el perfil, ¿no? No voy a ofenderme en absoluto si soy su principal sospechoso.
—KyuHyun carraspeó suavemente y miró un momento hacía la desolada calle, no
había nadie y la única iluminación provenía de las lámparas.
La lluvia ahora caía con más fuerza y el olor de la humedad era más
penetrante, el ruido del agua al chocar contra su parabrisas se había
convertido en algo molesto y que apenas le dejaba escuchar las suaves palabras
del castaño.
—¿Por qué tu compañera te dejó solo? —Su voz sonó más suave de lo que
hubiera querido; volvió a aclararse la garganta—. Sí, creo que tú podrías ser
Miss Murder, o al menos su cómplice. —DongHae asintió.
—HeeChul cree que usted es interesante, y que está bien si hablamos.
Además es inteligente, sus recientes sospechas lo demuestran, y me gustan las
personas así. A él no le parece que solo KyungSoo sea mi amigo.
—¿HeeChul? —Arrugó los labios, en clara muestra de su confusión—,
pensé que hablábamos de la mujer que entró contigo a este bar. —KyuHyun decidió
ignorar la parte del «me gustas», que DongHae le dedicó inconscientemente.
—HeeChul es hombre, y es el dueño del Blue Kiss, pero hoy hubo
concurso de Drag Queens y pasó a ser HeeJin, yo vine a tomar las fotos del
evento, ¿quiere ver?
DongHae no esperó a que el ladrón respondiera pues inmediatamente
encendió la cámara y buscó la foto donde estaba capturado el momento de la
coronación. Le extendió el aparato a KyuHyun con singular entusiasmo y este la
tomó, un poco dudoso.
En la imagen se podía apreciar a los tres primeros lugares: una
pelirroja y otra pelimorada sostenían ramos de flores y cintas acomodadas
transversalmente sobre sus torsos, con el tercer y segundo lugar
respectivamente escritos con letras cursivas y de color rosado; justo en medio
de ellas estaba la favorita de DongHae, sosteniendo un ramo más grande, la
cinta más vistosa y portando además, una hermosa tiara plateada sobre su
cabeza.
Sonreía a más no poder.
—Ella es RyeoWah —DongHae la señaló, como si fuera un hermano menor
orgulloso—, esta noche fue la indiscutible ganadora, arrasó con los puntos. A
su lado están JunLi: la pelirroja, y MinAh: la del cabello morado.
—¿Estás feliz porque RyeoWah ganó?
—¿Cómo puede darse cuenta de si estoy feliz? —El pelinegro no
respondió, solo lo observó—. Lo estoy, ella siempre ha sido mi favorita.
—Cuando te quedas quieto… —KyuHyun le devolvió la cámara— pareces un
muñeco, como si no estuvieras vivo, pero hoy te ves distinto… hoy estás…
La frase fue interrumpida bruscamente por el ruidoso tono de su móvil,
KyuHyun tomó la llamada al ver que era ChanYeol quien lo buscaba.
DongHae por su parte, siguió con especial atención cada uno de sus
movimientos; desde la forma en que sus largos y pálidos dedos sostenían el
celular, hasta las veces que parpadeaba por minuto, la perezosa velocidad con
que sus pestañas caían, y los cortos y rápidos movimientos de sus labios al
hablar.
Cuando la llamada terminó, KyuHyun suspiró largamente y le dedicó una
mirada significativa al castaño:
—Siento haber sospechado de ti. —DongHae ladeó la cabeza.
—¿Por qué?
—Encontraron una nueva víctima de Miss Murder, el asesinato parece no
tener más de una hora.
—Ahora sabe que no soy yo. —KyuHyun asintió.
—Park te ha estado llamando pero no pudo localizarte, por obvias
razones, le dije que estás conmigo y que te llevaré hasta allá.
—¿Lo hará? He notado que es un poco sensible a la sangre.
—No me subestimes, DongHae —el pelinegro sonrió con marcada altanería
y se puso en marcha inmediatamente—. Estoy acostumbrado a adaptarme.
DongHae también sonrío, aunque con más recato.
—Gracias.
Quizá HeeChul tenía razón.
Tal vez KyuHyun sí le gustaba.
*
A pesar de la fuerte lluvia y la hora, un montón de periodistas
estaban fuera de la escena del crimen, cámaras y micrófonos en mano. El revuelo
era grande y esta vez no solo el equipo de ChanYeol se encontraba allí; YunHo
se había visto en la necesidad de mandarle refuerzos al castaño puesto que
controlar a los medios de comunicación y demás gente chismosa con tan poca
gente, era imposible.
—Es que esto tiene que ser una broma. —ChanYeol no pudo evitar soltar
un par de puñetazos contra la pared. La presión mediática lo estaba matando.
—Tranquilízate, ChanYeol. —JungSoo le llamó la atención al tiempo en
que le palmeaba la espalda.
El rubio era, por mucho, el mejor agente que la comandancia de Seúl
había visto en décadas. Siempre considerado por los aspirantes de la academia
como un ejemplo a seguir, tenía la misma edad de YunHo y se suponía eran los
mejores amigos, sin embargo, todos en la comandancia le tenía más respeto a él
que a su verdadero jefe; sus actitudes respecto al trabajo eran diferentes.
JungSoo era mejor persona, mejor líder.
—Es una estrella internacional. —El castaño se quejó—. ¿Qué estoy
haciendo más allá de nada? Gracias a mi ineptitud ahora el escenario pinta
peor.
—No te pongas a cargar el mundo sobre tu espalda tan pronto, YunHo te
dio el caso por algo, rendirte ahora no solucionará nada.
ChanYeol suspiró entrecortadamente y apartó con gesto educado la mano
de JungSoo. Quizás el veterano tenía razón, tal vez no todo era su culpa. Sin
embargo él era el agente a cargo, el que se iba a alzar con toda la gloria o
enterrar en toda la mierda. No podía evitar pensarlo así, las circunstancias no
ameritaban relajarse ni daban para ser positivo.
—Gracias.
—ChanYeol…
—Gracias.
JungSoo no intentó decir nada más, solo vio la espalda del menor
perderse en el pasillo y Sandara no tardó en aparecer.
—¿Y? —Ella lo miró con las cejas enarcadas, ambas manos en la cintura.
—Yo también me alegro de verlo, jefe. —El rubio sonrío con cansancio.
Sandara pasó a su lado y se recargó en la pared, clavando su vista en
el desgastado techo de aquel pasillo.
—A veces pienso que YunHo le dio semejante caso al niño solo para
verlo enloquecer.
—¿Por qué lo dices?
—No soy forense, pero he visto todos estos años a MinHyuk haciendo su
trabajo durante nuestros casos… JungSoo… —Ella suspiró y observó sus manos—,
ver aquel cadáver es como mirarlo a él haciendo una operación, no, es ver a
alguien mejor.
Ambos se quedaron callados un buen rato, mirándose el uno al otro.
—Me avergüenza decirlo, JungSoo, pero la limpieza es tal que resulta
morbosamente hermoso.
*
Cuando KyuHyun y DongHae llegaron al lugar indicado, tuvieron que
atravesar la multitud de personas a base de empujones.
—¿El agente Park le dijo quién fue la victima esta vez? —DongHae
preguntó mientras se aferraba a su cámara con fuerzas, luchando por no dejarla
entre la muchedumbre.
—No. —Afortunadamente, KyuHyun se estaba portando bien con él y
actuaba casi como su escudo humano, evitando que lo aplastaran de más—. Pero
debió ser alguien muy famoso para ser capaz de crear tanto alboroto.
—Supongo.
Les tomó más de diez minutos lograr llegar a la entrada.
El hotel tenía la típica infraestructura favorita de Miss Murder, una
construcción vieja y poco utilizada. Ninguno de los dos le prestó mucha
atención al nombre o se molestó en buscar al dueño, tampoco era necesario
preguntar por la habitación. El lugar solo tenía un piso y las cintas amarillas
al final del pasillo indicaban que era allí.
—¡Park! —KyuHyun jadeó aliviado cuando lo vio. El agente se acercó a
él.
—Gracias por traerlo. —El pelinegro asintió.
El fotógrafo solo cabeceó como saludo a su jefe y lo pasó de largo,
tenía que ir a donde KyungSoo y no había tiempo para más formalidades. Empero,
DongHae se quedó sin aire y detuvo su carrera cuando vio al pelirrojo agachado
a mitad de la habitación, estaba situado justo a los pies del cadáver.
Esta vez realmente era una obra de arte.
DongHae no pronunció palabra alguna y sostuvo la cámara entre sus
temblorosos dedos, enseguida comenzó a tomar fotografía tras fotografía. Sin
detenerse demasiado.
—¿Estás asombrado? —KyungSoo le susurró. DongHae asintió levemente.
—Es… perfecto.
—Sí. —El pelirrojo sonrió.
Era un asesinato, por supuesto. Cruel y vil. Pero tanto KyungSoo como
DongHae pertenecían al pequeño grupo de personas que vivían para cortar, que
siempre estaban en contacto con los muertos fuera por una buena o mala causa.
Por eso, los dos sabían cuando se encontraban frente a alguien que tenía el don
en los dedos.
Existía un abismo gigante entre matar, y hacer arte sangriento.
Miss Murder estaba un nivel más allá.
El cadáver estaba seco, blanco. No había ni una gota de sangre
derramada en el piso o salpicada en la pared. El hombre en cuestión estaba
recostado sobre la cama, sus brazos descansaban a los costados de su cuerpo y
tenía una expresión soñolienta en el rostro, era como ver a una persona normal
dormir. Su cuerpo desnudo todavía estaba tibio y era fácil de mover. A lado del
pacifico hombre se encontraba una caja de cartón pequeña con los testículos y
pene del finado, las tres piezas bien limpias y al parecer, desinfectadas
también. Había una pequeña nota escrita a computadora pegada en la tapa:
«Les ahorré el trabajo y limpié por ustedes; me atreví a tomar la
sangre como una muestra de agradecimiento también.
MM»
DongHae no sabía qué decir. Observó a KyungSoo un momento y después le
tomó una fotografía a la caja, al contenido de esta y a la nota.
—Si tuvo tiempo para limpiar, entonces no encontraremos nada.
—No.
—¿ChanYeol…?
—Por allí. —DongHae negó y se dispuso a salir de la habitación,
después de todo su parte ya estaba hecha.
Claro que no contaba con que KyungSoo lo detendría, no se había dado
cuenta ni siquiera de que el médico estaba enfadado. Así que la actitud
presentada por el pelirrojo lo tomó por sorpresa.
—¿Qué? —KyungSoo apretó su agarre.
—¿Cómo qué, qué? —El castaño le sostuvo la mirada pero no contestó—.
¿Por qué estabas con KyuHyun? Él es un ladrón, un enemigo, pésima influencia
para ti.
—No eres mi madre, KyungSoo.
—Soy tu amigo.
DongHae manoteó y le dirigió una agría mirada a su contrario.
—No me mires así, —la voz del forense se suavizó, al igual que su
expresión facial—. Te amo, Hae. Solo estoy cuidando de ti.
—Ama a ChanYeol, cuida a ChanYeol… me dijiste que él era tu mundo,
¿no?
KyungSoo no tuvo palabras para refutar la declaración, tampoco quería
pelear. DongHae lo supo enseguida, lo conocía muy bien. Le sonrió cínicamente
como despedida y se alejó.
*
—¿Qué hacías con DongHae? —ChanYeol lo miró con los ojos entornados y
algo… algo más que KyuHyun decidió ignorar—, tenía entendido que lo odias. —El
pelinegro enarcó las cejas.
—Jamás dije algo así.
—No fue necesario, era suficiente con ver cómo huías cada vez que él
estaba cerca, o la forma en que lo mirabas, como si quisieras matarlo.
—Lo estaba vigilando. —Susurró, tenía la mirada fija en el suelo.
—¿Qué?
KyuHyun torció la boca y se rascó la nuca.
—Creí que él podía tener algo que ver con Miss Murder; —ChanYeol abrió
los ojos, pero demasiado sorprendido para hablar, lo dejó continuar—, las
pistas que encontré y todo en su persona me puso a pensarlo.
—¡¿Acaso eres idiota?! —El agente parecía escandalizado.
—Comprendo que sea su amigo y lo conozcan, pero no es posible que no
vieran que allí estaba él, encajando en el perfil.
—Porque lo conocemos sabemos que sería incapaz, ¿qué clase de monstruo
te crees que un niño como él puede ser? Tanto alcohol te ha comido las neuronas.
—¡No es para tanto!
—¡Por supuesto que lo es!
ChanYeol cerró abruptamente la boca cuando vio al pequeño fotógrafo
salir por fin de aquella habitación, y olvidó que estaba regañando al
pelinegro.
—¿Han terminado? —Preguntó sigiloso, puesto que el semblante de
DongHae hoy estaba muy extraño.
—Sí.
—¿KyungSoo?
—Adentro, aunque realmente no conseguirá nada. El lugar fue
previamente aseado y desinfectado, todo está tan limpio…
—DongHae, ¿te encuentras bien? —Tanto el agente como el nombrado
voltearon extrañados hacia KyuHyun, ¿desde cuándo el ladrón se portaba tan
amable y preocupado por alguien que no fuera él mismo? Ante el silencio que le
siguió a la cuestión, KyuHyun también cayó en cuenta de que preguntar algo así
no era normal, pero no pudo evitarlo—; te ves ausente. —Completó, con la voz
unos decibeles más abajo de lo común. DongHae lo miró en silencio y asintió,
luego le regaló una genuina mini sonrisa, provocándole un hormigueo intenso en
todo el cuerpo.
KyuHyun fingió no sentir aquello y se alejó unos pasos de ellos,
porque luego del extraño momento, ChanYeol había retomado su conversación con
DongHae.
Afortunada, o desafortunadamente, el interrogatorio no duró lo que
deseaba y tan solo un par de minutos después el castaño ya estaba junto a él, mirándolo.
—La policía se retirará pronto del lugar, —dijo— ¿piensa quedarse?
—¿No? —DongHae lo seguía observando, y para KyuHyun era tan difícil
sostenerle la mirada—, solo estoy esperándote.
El castaño guardó silencio un momento.
—Ya podemos irnos.
—Bien.
KyuHyun se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, DongHae
lo seguía de cerca, pensando porqué KyuHyun lo había esperado cuando no era su
obligación, y tampoco algo que debiera hacer por cortesía puesto que no eran
amigos ni nada parecido. También pensó en la razón de que él no le hubiera
dicho que ChanYeol se había ofrecido a llevarlo…
—¿De verdad estás bien? —El ambiente dentro del auto era extraño, pero
no incómodo. Y la razón de que DongHae viera a KyuHyun con tanto ahínco no era
exactamente porque fuera él, no.
Era algo un poco más complicado, realmente.
—KyungSoo está molesto conmigo.
—¿Por qué? —Todo estaba en aquello, las preguntas, el interés que
parecía tener en él.
—Porque hablo con usted, le molesta cuando se da cuenta de que deja de
ser solo a él a quien miro. KyungSoo es muy celoso y posesivo.
—Tiene a Park, ¿no? ¿A él qué más le da si consigues a alguien? —El
rostro de KyuHyun era tan fácil de leer, parecía molesto, y quizá lo estaba.
—Es diferente…
—No eres un objeto, no le perteneces. —Llegaron a un semáforo en rojo
y KyuHyun aprovechó para poder mirarlo a los ojos—. JongIn me dijo que suele
actuar como tu hermano mayor, y eso es respetable. Pero tampoco tienen el
derecho para prohibirte cosas, o negártelas, ya eres un adulto.
—Gracias.
—No dejes que te controle.
KyuHyun regresó la vista al camino, reanudando la marcha del auto; y
allí estaba DongHae también, observando el perfil del más alto, repitiendo la
conversación recién tenida al derecho y al revés dentro de su cabeza.
KyuHyun era diferente… demasiado.
No era como KyungSoo, tampoco como Jessica… menos como él. Su carácter
no temblaba cuando él así lo quería, y si estaba asustado se tragaba el miedo y
mostraba su cara más ruda. No la tuvo fácil en su infancia pero se hizo camino,
que fuera ilegal resultaba irrelevante, lo importante siempre sería que llevaba
tatuado en la frente la leyenda de «sobreviviente».
DongHae era como KyungSoo.
KyuHyun como ChanYeol.
—Llegamos. —DongHae dio un respigo al sentir la helada mano de KyuHyun
rozar su mejilla—. Te quedaste dormido. —El castaño parpadeó varias veces,
intercalando su mirada entre la entrada de la residencia y KyuHyun.
—Lo siento, nunca antes lo había hecho. —No era mentira, nunca se
había sentido tan confiado como para dormirse en un auto.
KyuHyun se encogió de hombros y sonrío; su sonrisa era preciosa. Pero
resultaba aterrador para el fotógrafo darse cuenta de que pensaba eso…
—No pasa nada.
El silencio ya normal entre ellos creció nuevamente, DongHae supo que
era el momento para despedirse, agradecer y marcharse.
—Gracias…
—Espera, —KyuHyun lo sostuvo del brazo y carraspeó, enseguida lo miró
directamente a los ojos, su rostro demostraba un montón de convicción—. Te pedí
una disculpa hace rato por sospechar de ti, pero también quiero disculparme por
la forma en que te he tratado desde que te conocí, no es que tenga algo en tu
contra, pero eres tan raro que al principio no me agradabas ni un poco, si soy
sincero.
—Oh…
—¡Pero no te ofendas! —KyuHyun realmente parecía preocupado porque
DongHae se sintiera así—, fue mi culpa por juzgarte antes de tiempo.
—¿Eso quiere decir que ahora ya no me odia?
—¡No te odio! ¿Por qué todos piensan eso? —DongHae se rió.
—Porque era evidente, —el pelinegro resopló y se encogió de hombros—.
Digamos que no es tan bueno fingiendo, tampoco persiguiendo. —KyuHyun infló las
mejillas, y el acto fue tan sorprendente e inesperado, que DongHae no pudo
evitar maravillarse.
—Supongo.
—No importa, porque usted a mí siempre me ha caído bien. —El pelinegro
lo miró con la boca abierta, aquello sí que era algo inimaginable—. Y gracias
por traerme también.
—¿De nada? —DongHae se echó a reír, esta vez incluyendo sonidos
suaves.
KyuHyun pensó que DongHae era dos personas diferentes, y que a la que
ahora conocía definitivamente le agradaba mucho más.
Ambos se despidieron cortésmente, olvidando por completo que no hacía
ni un día que se suponía eran «enemigos». KyuHyun le pidió que dejara de
referirse a él con un «usted» y DongHae aceptó, también, acordaron que serían
«amigos».
Ese momento marcaba el fin de la vigilancia mutua.
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