Internet, periódicos, noticieros y cualquier otro medio de comunicación existente lo había anunciado. Según los astrónomos de todo el mundo; la humanidad estaría recibiendo la llegada del año nuevo con una magnifica lluvia de estrellas.

En vez de estar en casa cenando, la mayoría de las personas se encontraban en las azoteas de sus casas, algunas más aventureras habían decidido subir a las montañas y entre ellas: iba él.

Como deseaba ver aquel maravilloso suceso solo —porque la gente no le agradaba— cuando habían recorrido ya una distancia prudente, comenzó a alejarse del grupo. Había estudiado en todos los libros de la biblioteca aquella montaña y tenía ya su ruta trazada, además de un mapa por si las dudas. Era imposible que algo malo le pasara. A paso rápido llegó al lugar indicado, sacó su comida —porque él no podía vivir sin comida— y miró su reloj; a solo 20 minutos del suceso del año. Acomodó la colchoneta que llevaba en la mochila sobre el suelo y tomó asiento.

Odiaba esperar.

Volvió a verificar su reloj, llevaba allí apenas cinco minutos.

De pronto, un ruido seco lo alertó, ¿un animal salvaje? No, era algo más peligroso, sin embargo él no lo notaria hasta que fuera demasiado tarde.

—¡Hola! —Un chico de singular voz apareció—. Me llamo Yesung. —Se presentó.
—Mmm… —El recién llegado recibió un saludo para nada amistoso.
—¿Vienes a ver la lluvia? —Volvió a preguntar con el mismo entusiasmo de antes.
—¿Qué no es obvio? —Con una ceja alzada el aludido respondió.
—Lo supuse, ¿te gustaría ver la lluvia desde un mejor lugar que este? Puedo hacerlo. —La oferta le sonó tentadora.
—¿Cómo? —El extraño joven sonrió al notar su logro.
—Vamos un poco más arriba, en el camino te explico.
—Pero…
—¡Anda! Si no te animas pronto nos lo vamos a perder.

Ambos comenzaron a caminar colina a arriba, Yesung con toda la seguridad del mundo, Kyuhyun un tanto temeroso; subir por aquel peñasco no estaba dentro de sus planes y si el peli-rosado le llegaba a jugar algún tipo de broma estaría en graves aprietos.

—¿Falta mucho para llegar? —Pregunto al ver que su guía seguía sin detenerse.
—Ya casi.

Pronto llegaron a una punta rocosa que terminaba en un letal acantilado. Kyuhyun se asustó y creyó prudente volver sin que el otro se diera cuenta; sin embargo cuando volteó para intentar regresar sobre sus pasos, no supo por dónde ir. Todo era negro a su alrededor.
Yesung caminó sin titubear hacia el vacío. Kyuhyun se asustó aún más.

—¡Detente! —Le gritó. Pero el peli-rosado no hizo caso al llamado—. ¿¡A dónde demonios vas!?

Los labios de Kyuhyun y todo su cuerpo en general temblaban, estaba a nada de presenciar un suicidio.
En su vano intento de salvar la vida ajena, Kyuhyun corrió hacia él con todas sus fuerzas; logró alcanzar a Yesung, de hecho lo paso... atravesó su cuerpo —literal—. El peli-rosado no estaba hecho de materia sólida y Kyuhyun cayó al vacío. Lo último que sus ojos vieron fue a su asesino explotar en partículas multicolores.

La lluvia de estrellas caía sobre su cuerpo.