VI: Epilogo
Dong Hai se acomoda los lentes y comienza a
escribir rápidamente sobre una hoja blanca. En realidad no está anotando nada,
solo traza líneas de diferente forma, tamaño y en distinto lugar, ni siquiera
conserva un patrón a algo similar. Arranca la hoja y termina haciéndola añicos,
luego suspira y hunde la cabeza entre sus piernas… algo anda mal, pesimamente
mal.
—¡Concéntrate!
Se regaña a sí mismo y vuelve a reincorporarse;
abre la libreta nuevamente y elige una nueva hoja en blanco para escribir.
Realiza un par de respiraciones profundas y se mentaliza. Dentro de su
revoltosa cabeza logra aparece la imagen del perfecto Shi Yuan; todo su cuerpo
le antoja a Dong Hai ser un templo para perderse entre los más recónditos
pasillos y fornicar un poco… sin embargo, pasa algo que ya es irremediable;
entre más concentración ponga Dong Hai, entre más se esfuerce por crear su
nueva lista, entre más quiera recordar lo delicioso que es Shi Yuan ante sus
ojos, siempre hay otra bendita imagen que lo interrumpe, que corta de tajo su
inspiración y que le arruina los planes, ¡Gui Xian lo persigue como maldición
hasta en sus sueños!
«Gui Xian» es un tema que Dong Hai ya no soporta,
tuvo que cambiar de carro pues le era inconcebible permanecer en un lugar donde
se entregó a un muchacho desconocido y por el puro placer de saciar su
calentura, ¿dónde quedaron esas cosas lindas de hacer el amor solo con el amor
de tu vida? De hecho Dong Hai ahora piensa que seguir con la lista es una
estupidez…, pero se siente aburrido, extraña terriblemente ver a Gui Xian,
tocar a Gui Xian… besar a Gui Xian… Necesita pronto comenzar con Shi Yuan.
—¡Ah!
Dong Hai lanza un grito desesperado y se alborota
los cabellos, recoge su tiradero y lo guarda todo en la mochila, se la acomoda
en el hombro y desaparece por entre los árboles, va directo al estacionamiento,
tal vez se dirige ya a su casa.
Gui Xian asoma por fin su cabeza cuando ve al
pelinegro marcharse, hace ya dos semanas que lo cuida —acosa— para que no
cometa una estupidez. El pelirrojo recuerda perfectamente cuando Dong Hai le
dijo aquellas palabras que si al momento no representaron un gran problema,
ahora no le permiten conciliar el sueño ni vivir en paz:
«Me pregunto
si Shi Yuan será más complicado que tú».
Shi Yuan… Gui Xian ignora quién es el sujeto en
cuestión pero eso no impide que desde ya lo odie. Se acicala y sacude su cabeza
por si es que alguna traviesa basura proveniente de los arboles le cayó encima
y emprende la marcha para ver a donde es que va Dong Hai. Lo sigue de lejos y
muy bien escondido para que nadie lo vea. El pelinegro atraviesa a paso moderado
la explana principal y sigue de largo; entonces no va al estacionamiento. Sube
por las escaleras que hay a un lado de la piscina y avanza por el largo pasillo
que se encuentra a su izquierda… ¡el gimnasio! Gui Xian echa a correr pues no
tiene idea de que podría hacer Dong Hai en ese lugar y a estas horas.
Dong Hai se quita los lentes y los guarda dentro de
su estuche, se acomoda el uniforme y pasa las manos por su cabello también,
revisa el reloj de su muñeca y sonríe al saber que llegó a tiempo. Disminuye un
poco la rapidez de sus pasos al ver como los integrantes del equipo de
baloncesto pasan a su lado, todos llenos de sudor —que asco— pues es apenas que
sus prácticas terminaron, camina más hasta que puede visualizar a la persona
que fue a buscar.
—¡Hola! —Sonríe esplendorosamente y cierra los ojos
coquetamente cuando lo hace.
—¿Dong Hai, que haces por aquí? —Shi Yuan se separa
de sus demás camaradas y se queda un momento para escuchar lo que su compañero
tiene para decirle—. ¡Hola! —Su sonrisa con hoyuelo incluido es extremadamente
sexy y Dong Hai pierde el horizonte por un instante.
—Bueno, veras, sé que no somos muy cercanos pero de
verdad necesito ayuda con un problema que tengo. —Dong Hai cambia su anterior
semblante por uno lleno de preocupación.
Shi Yuan siempre se ha caracterizado por ser un
atento caballero galante así que no pasa por alto el cambio de ánimos de aquél
bajito bonito que tiene frente a él, se ve tan indefenso, —si claro, como no—.
—Si puedo ayudarte, lo haré con mucho gusto.
—Shi Yuan, yo… —Dong Hai mira el suelo apenado y
con exagerada timidez. Está a punto de poner en marcha su elaborado plan—. Es
que…
Una voz comienza a escucharse a los lejos, primero
es un tenue murmullo que poco a poco evoluciona en algo mucho más parecido a un
grito; Dong Hai trata por todos los medios bloquear aquel llamado y seguir con
su escena pero es imposible.
—Te están buscando. —Le interrumpe Shi Yuan
palmeándole el hombro—. Y al parecer tienen mucha urgencia por encontrarte.
Dong Hai apenas y logra asentir cuando siente como
su mano es tomada con fuerza y después su cuerpo desplazado lejos de allí. Tan
cerca pero tan lejos… Ya no sabe que es mayor: la impotencia o el coraje que le
produce semejante escena realizada por el pelirrojo.
—¡¿Qué carajos te pasa?! —Reprocha una vez están
parados en el estacionamiento y Dong Hai ha logrado soltarse del agarre del que
era preso.
—Ya es muy tarde y lo correcto es que te vayas a
casa.
—¿Eres idiota? Eso no es algo que tenga que
importarte.
Dong Hai bufa y emprende marcha hacia donde sea que
esté libre de Gui Xian, pero es detenido una vez más.
—Ve a casa.
—¿Por qué estás haciendo esto?
Gui Xian suspira irritado y se deja caer sobre el
pavimento, pone la mochila sobre sus piernas y comienza a hurgar en ella desesperadamente,
saca al final un pedazo de hoja en color azul que tiene una palabra justo en el
medio:
«CORAZÓN»
Dice con letras mayúsculas y la palabra está
escrita con algún tipo de plumón rojo y de punta gruesa. Dong Hai le arrebata
el feo papel a Gui Xian y lo mira con el ceño fruncido.
—¿Esto qué?
—Se supone que eres un genio… —Masculla Gui Xian y
se levanta—. Es mi lista.
Dong Hai ladea la cabeza y vuelve a observar el
papel…:
—No comprendo, ¿un corazón? ¿Acaso eres algún tipo
de psicópata… caníbal…?
Gui Xian lo observa indignado y le quita el papel
rápidamente, lo vuelve a meter dentro de su mochila y acomoda la misma en su
espalda.
—Quiero tu corazón, te quiero a ti.
Dong Hai da un paso para atrás: sorprendido. Gui
Xian da un paso también pero hacia adelante, convencido de lo que está
diciendo.
—Gui Xian, yo…
El pelinegro comienza a caminar en círculos
alrededor del chico que se le acaba de declarar, porque eso es lo que sucedió,
¿no? Se detiene frente a él —y con el rostro a escasos centímetros del
contrario…—:
—Consíguelo entonces. —Sentencia.
Gui Xian siente un pequeño roce sobre sus labios y
antes de que pueda reaccionar correctamente, observa a Dong Hai mientras este
corre hasta su auto y lo aborda, lo ve arrancar extremadamente rápido y sigue
sin poder moverse de donde está… ¿de verdad pasó aquello?
Dong Hai llega a su casa y se avienta salvajemente
sobre su colchón, tiene algún tipo de ansia extraña porque amanezca y tenga que
volver a la universidad… allá donde estará Gui Xian. Todo el recuerdo le
produce una sonrisa de niña tímida en el rostro y un montón de escalofríos por
el cuerpo; tiene unas impresionantes ganas de gritar a todo pulmón.
Gui Xian no es muy distinto, rueda cual chiquilla
entusiasmado por lo que acaba de hacer y canta como un borracho perdido
cualquier canción de las que reproduce su iPod. Flota en el paraíso y se toca
los labios rememorando la pequeña caricia que se le dio… si supiera que Dong
Hai acaba de hacer lo mismo.
Mañana Gui Xian…
Mañana Dong Hai…