For your entertainment IV {KyuHae/HaeKyu}

By KyuNaFish - 8:04 p.m.





IV: Thighs


Close your eyes not your mind,
Let me into your soul.
I’m gonna work it’ till your totally blown.
So hold on until it’s over.  


—Te he estado observando. —Le dice Mei al mismo tiempo que le entierra la regla en el cuello—, ¿Me estas engañando, Gui Xian?
—¿De qué cosa…?
—Silencio. —Exige ella ejerciendo más presión en la regla—. Me han llegado rumores, Gui Xian; rumores nada bonitos, ¿no te has preguntado porque estoy molesta contigo?
—Sinceramente pensé que tenías el periodo…
—Eres un idiota, Gui Xian. —Mei retira la regla y ahora le suelta un golpe en la cabeza a su novio con esta, rompiéndola en dos—. Terminamos.
—¿Qué…?
—No te preocupes por tú patético apartamento, puedes quedarte con él. Hoy saldré temprano y vendré a recoger mis cosas, cuando tú llegues ya no habrá nada mío aquí.
—¡Pero Mei! —Gui Xian abraza a la chica pero esta forcejea—, podemos arreglarlo, dime quien te dijo ese tipo de cosas…
—¡No! —Mei lo sorprende dándole con la rodilla en la entrepierna. Gui Xian cae y la joven aprovecha para darle una bofetada—, deja de ser tan rogón, los hombres de verdad no hacen eso… marica.

Gui Xian se queda boquiabierto y no puede decir nada más. El dolor que siente lo supera en muchos aspectos. Observa como Mei toma su maletín y se quita las arrugas del uniforme, ajusta el moño de su coleta y se va, sin decir algo más o siquiera voltear a mirarlo.

—Puta… —susurra unos minutos después—, no, una puta al menos hubiera cogido conmigo pero tú ni para eso… lesbiana mosca muerta, —poco a poco va elevando su tono de voz. — ¿¡Y se supone que el marica soy yo!? ¡Lesbiana de mierda! —Hasta que se ve gritando.

Recoge el poco orgullo que le queda y se lo acomoda muy bien en todo el cuerpo. Nadie humilla a Gui Xian de esa manera y se va como si nada. Se dirige a la habitación que tenía Mei y comienza a tirar todas sus pertenencias al suelo. No le importa llegar tarde a clases. Se siente Kelly Clarkson versión masculina a mitad del video since you've been gone. Destripa peluches, rompe ropa, deshoja libros y baila sobre ellos. Cuando termina de hacer aquello, vacía todo en bolsas negras y las deposita en la basura, donde también debería estar Mei. Con una sonrisa en el rostro y el orgullo de tamaño colosal nuevamente, toma su maletín y se encamina hacia la universidad.

Lo que Gui Xian acaba de hacer es bastante infantil, ¿cuántos años se supone que tiene? Bueno, eso no es muy relevante, todos cargamos con un niño interior y, al parecer el niño con que carga Gui Xian es malcriado, vengativo y berrinchudo, toda una joyita. Seguro a sus padres les fue muy fácil educarlo.

Llega por fin al campus y se sienta en la cafetería, ya perdió dos clases así que prefiere esperar unos cuantos minutos más para que la campanilla suene y pueda ingresar a la siguiente como si nada.

—¡Carajo…! Esta me la paga. —Escucha a alguien murmurando y ve a un muchacho con rostro angelical y de cabellos rubios, baja estatura y complexión regular como responsable ¿cómo alguien con ese aspecto puede hablar así?— La puta que te parió. —Lo ve acercarse más y es hasta que lo ve pasar delante que nota el porqué de su enojo.

El muchacho tiene pintura roja por todo el cuerpo.

—¿Crees que es gracioso? —Sigue murmurando sin prestarle atención a él—. Te voy a enseñar algo que es gracioso.

Gui Xian lo sigue con la mirada y ve que también trae un tubo bastante grueso. El rubio se dirige con paso firme al estacionamiento, ¿qué irá a hacer? Gui Xian decide levantarse y seguirlo de lejitos, tal vez es un alumno chiflado y va a hacer algo peligroso.

Observa cómo se detiene frente a un automóvil que conoce, ¡es el BMW azul eléctrico! ¿Le pertenece a él?

—¡Ni se te ocurra dar un paso más! —Grita alguien, Gui Xian busca el dueño de esa voz y se sorprende al ver a Dong Hai allí—. Acércate un puto centímetro más y te vas a arrepentir. —Bueno, de Dong Hai no le sorprende que hable así.
—¿Qué, tienes miedo de que le haga algo a tú «bebe»? —¡¿Dong Hai es el dueño de semejante auto?! A Gui Xian le va a dar algo.
—Atrévete a tocar a mi bebe… y mato al tuyo. —El pelinegro saca de su maletín una tableta electrónica y sonríe triunfalmente—. ¿Y ahora, que vas a hacer Sheng Min?

El rubio duda; observa el tubo que trae en la mano, inmediatamente dirige su vista al auto, luego mira a Dong Hai y lo que este sostiene… dejar caer su arma y comienza a llorar.

—¡Eres un maldito! Devuélveme a Sarah, ¡devuélvemela! —Dong Hai sonríe.
—Sabes que no debes meterte conmigo, ahora ven y toma a Sarah, te perdono por haber pensado siquiera en intentar dañar a mi precioso.

Dong Hai le entrega a Sheng Min aquel aparato electrónico, el rubio se aferra a este y lo besa con devoción, se pone de pie y corre lejos mientras se limpia las lágrimas. Gui Xian ve como Dong Hai también corre hasta donde su auto y lo abraza:

—Todo está bien, —dice acariciándolo—, ¿te asusto ese desgraciado? Estás asustado… lo sé. 

Gui Xian comienza a reírse quedito y, por alguna razón extraña se acerca al mismo tiempo a Dong Hai.

—¿Hablándole a un auto? —Pregunta con la burla impregnada en sus palabras. Dong Hai voltea alarmado al reconocer esa voz.
—¿Gui Xian? ¿Qué haces tú aquí?
—Me fue imposible pasar por alto semejante escándalo. —Responde el castaño, analizando la situación. Dong Hai le sonríe con sorna.
—Ya veo… bueno, ahora que todo acabó puedes irte.
—No quiero. —Gui Xian coloca una mano sobre el BMW y con la otra sostiene la barbilla de Dong Hai—. Recuerdo muy bien este auto… la otra vez le arrojó agua a mi novia.
—¿En serio? Que penoso accidente, pobre dama. —Dong Hai no se intimida.
—Y juré vengarme del culpable de hacerla pasar un mal rato. —El pelinegro entorna los ojos y frunce los labios ligeramente, acerca su rostro al de Gui Xian y este enseguida echa para atrás la cabeza, pero sigue sin cambiar de posición.
—¿Piensas que fui yo? —Cuestiona Dong Hai.
—Estoy seguro. —Afirma el menor.
—Ah… —Los ojos de Dong Hai se encienden repentinamente, sonríe ladinamente y atrapa con sus manos las caderas de Gui Xian—. ¿Harás algo para defenderla?

Gui Xian se ve desarmado y débil nuevamente; no puede estar como si nada cuando Dong Hai lo apega de esa manera a su cuerpo. Deja en paz la barbilla del pelinegro y aleja sus manos del auto, ahora las utiliza para intentar separarse de Dong Hai.

—Gui Xian… —Susurra el mayor cerca del oído ajeno—, no puedes venir a encenderle las hormonas a alguien como yo y creer que podrás irte como si nada.

En un movimiento rápido, Dong Hai abre la puerta de su auto y le da la vuelta a Gui Xian, obligándolo a meterse con él dentro. Gui Xian patalea e intenta salirse pero ya es muy tarde, el pelinegro ha sido muy inteligente y las puertas ya tienen seguro… no hay escape.

—Después de nuestros encuentros creo que sabes ya muy bien como soy, —le dice a la vez que reclina el asiento donde está Gui Xian hasta hacerlo descender al máximo—. Sé que eres inteligente, he visto las notas que mandaste con tú solicitud para pertenecer al consejo de estudiantes, ¿sabías que yo soy el presidente de ese lugar y por lo tanto quien dice si te quedas o no? Pues bueno, no me desilusiones… te acercaste a mí porque estabas buscando algo, ¿qué es lo que querías? Si me convences te dejaré salir…

Gui Xian no dice nada porque en realidad no sabe por qué siendo una clara oveja se acercó al lobo sin dudarlo. Lo piensa y la única conclusión que saca es que su cuerpo se movió solo al ver a Dong Hai allí, haciéndole mimos a un auto viéndose extremadamente tierno e infantil.

—No lo sé. —Responde luego de un rato. Dong Hai niega.
—Claro que lo sabes, tu problema es que no lo quieres aceptar.
—¿Y qué vas a hacerme? No es como si aquí dentro pudieras lograr gran cosa. —Dong Hai abre los ojos y larga una carcajada. A continuación, se acomoda sobre Gui Xian causándole un sobresalto.
—Que no te puedo hacer la «gran cosa»… ¡Ay, Gui Xian! no sé si sigues provocándome o pecas de inocente.

Dong Hai se mueve rápido, le quita el cinturón a su presa y le desabrocha el pantalón, baja el cierre de este a la velocidad de la luz y mete la mano sin descaro alguno allí. Gui Xian tiembla ante aquella caricia, su cerebro le dice «muévete, ¿piensas dejar que abusen de ti?», sin embargo, al parecer los mensajes no son lo suficientemente fuertes pues él no hace nada. Es placentera la sensación que Dong Hai le provoca con solo rozar su miembro, tanto que Gui Xian quiere gemir. Con la mano que conserva libre, aprovecha de acariciar con parsimonia los muslos del más alto, esos que le vuelven loco y si pudiera mordería en este mismo instante.

—Pensé que ibas a oponer resistencia —le dice Dong Hai soltando ligeras risitas—, pero si te pudieras ver… ni siquiera he comenzado la fiesta y tú ya estas así.
—¡Cállate! —El rostro de Gui Xian varía entre tonalidades rosáceas y rojizas. Aún quiere mover las manos y alejar al pelinegro… pero simplemente no lo hace.
—¿Por qué? ¿Prefieres que ocupe la boca en otras cosas? —Las sutiles risas descaradas que salen de la boca del pelinegro solo encienden más a Gui Xian.

Dong Hai introduce la mano ahora por debajo de la ropa interior, Gui Xian siente escalofríos; la temperatura de su cuerpo contrasta con la del pelinegro, este tiene las manos heladas. Dong Hai sigue masajeando suavemente mientras observa como su menor cierra los ojos y se muerde los labios, conforme el tiempo avanza, mueve las manos un poco más rápido. Gui Xian jadea y Dong Hai sonríe, de pronto se detiene.

—¿¡Que haces!? —Grita Gui Xian casi desesperado y busca enseguida la mano que instantes atrás, comenzaba a amar.
—Debo regresar a mis clases. —Dong Hai se reincorpora y mira por la ventana de su auto—, Sheng Min ya debe haberse limpiado y ahora me buscará para que continúe con mis deberes…

Se retira de encima de Gui Xian y abre la puerta, el castaño sigue en shock.

—Hoy terminamos con los cuatro puntos de la lista, ¿puedes creerlo? Debo admitir que pensé me tomaría más tiempo pero no fue así… me pregunto si Shi Yuan será más complicado que tú… Como sea, —abre la puerta y sale presuroso del auto, estando afuera se estira y bosteza—, cierra bien cuando salgas, fue un placer jugar contigo, Gui Xian.

Gui Xian no se mueve, no dice nada, tampoco corre e intenta detener a Dong Hai. Aquella palabra utilizada en la última oración le hace sentir algo extraño en el pecho y no, no se refiere a «jugar», habla de la conjugación en pretérito perfecto simple del verbo «ir» que Dong Hai utilizó…: fue. Algo pasado, o sea que ¿se acabó?

Inaceptable.

El castaño se pasa al asiento del copiloto y desde allí acomoda el asiento en el que se encontraba, cierra la puerta que Dong Hai dejó abierta y después maniobra el cuerpo para ir a dar a la parte de atrás. Se acomoda de modo que no pueda ser visto con facilidad y se cruza de brazos, observa su reloj y cierra los ojos.
Fue besado, manoseado y prácticamente violado en contra de su voluntad, ¿qué se ha creído Dong Hai? No porque sea un niño rico, guapo e inteligente puede ir por allí, haciendo lo que se le viene en gana como si nada. Gui Xian está decidido a enseñarle las consecuencias que contrae jugar de esa manera con un desconocido.

—Te voy a esperar, —musita rompiendo el silencio que hay—, y te voy a enseñar quien es verdaderamente Gui Xian.

El recuerdo de todo lo que Dong Hai le ha hecho se agolpa en su mente y él se relame los labios, una sonrisa de lado se posa con confianza en su rostro.

El joven Dong Hai no sabe en la que se ha metido.

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