Demons X {SoukokuFyo}

By KyuNaFish - 8:06 p.m.



Hay dudas en la mente de Chūya porque no puede entender cómo es que no lo notó; el desgarbado sujeto ni siquiera trata de ocultarse o minimizar su presencia, además, a pesar de que luz de las farolas no llega tan alto, Chūya puede ver que la expresión del imbécil es muy estúpida.

—Mii-chan suele ser muy arisco con los forasteros, pero extrañamente contigo actúa juguetón, ¿quizás le agrades?, o ¿tal vez te conoce?

Dazai ríe suavemente y el gato ronronea debido a sus mimos, Chūya se siente inexplicablemente irritado por esa risa que tira a burla y aunque trata de controlarse, no puede.

—Cállate —es serio. Sus ojos son afilados y el halo a su alrededor exuda frialdad y peligro por donde lo mires. Pero Dazai es Dazai antes y ahora, así que no le toma mucha importancia a su amenaza y presiona riéndose con más ganas.

Chūya salta al momento siguiente y lanza una feroz patada, Mii-chan se escabulle y Dazai esquiva.

No es sólo un ataque o unos cuantos, absolutamente todos son eludidos por Dazai y eso provoca dos cosas:

Chūya está enojado y llegando al límite.

Dazai está encantado. Esto sabe como aquella vez en la sede de la Mafia, cuando Akutagawa lo capturó y Chūya pasó a saludarlo.

—¿No te interesa saber? —Chūya no se detiene—. Este cuerpo inútil y delicado, ¿cómo puede escapar de tu físico superior?
—¿Te estás burlando? —por fin, Chūya detiene los frenéticos ataques y entrecierra los ojos.
Peligroso, altamente peligroso.
—¿Cómo podría yo? —El tono es sarcástico y Chūya se ha cansado de jugar.

Sin importarle el lugar y los destrozos que pueda causar estando sobre un edificio que apunta a ser residencial, Chūya se deshace de los guantes y evoca Corrupción. Dazai no oculta su sorpresa, pero enseguida el sentimiento es cambiado por enfado. Chūya lanza sin pestañear un par de esferas de energía, no obstante —antes de que siquiera pueda regocijarse—, un sentimiento de terror crece en su garganta y un dolor sordo se asienta en sus sienes, instándolo a retraer su habilidad. Su mirada se apresura a ver lo que pasa con su adversario, pero lo pasma ver cómo el castaño se rodea de una luz azul claro que brilla más intensamente cuando levanta la mano y se traga su poder.

—¿Cómo…? —La pregunta se enreda en su lengua, impidiéndole continuar.
Dazai chasquea y se soba la muñeca, luego le da una larga mirada a Chūya que se siente extraña porque ya no está sonriendo.

Parece molesto y decepcionado.

—Eres y no eres —le dice. Su tono es frío y sin fluctuaciones—; pero te diré, tu lugar no es junto a él.

Debido a la ausencia de la luna y la escasez de luz que llega a la azotea, la silueta de Dazai se camufla constantemente con la espesura de la noche, dándole a Chūya el sentimiento de no saber con quién habla por ratos.

—Puedes preguntarle por mí y si evade, búscame, vuelve conmigo, encuentra tu verdadero camino antes de perderte por completo.

Mii-chan sale de quién sabe dónde y Dazai lo recoge para llevárselo junto con él. Chūya los ve dirigirse hacia la escalera y luego bajar; los pasos firmes y la velocidad promedio.

Dazai se mantiene en silencio, peldaño tras peldaño el único ruido audible es el ronroneo continuo del gato; no hay nada que decir, pero sí que pensar. Aunque resulta imposible indagar en la mente de Dazai justo ahora, y Mii-chan se contenta con mirarlo solamente: sus ojos redondos que brillan demasiado en la oscuridad parecen especialmente bonitos y cuando Dazai baja la cabeza para verlo, se ríe:

—Definitivamente es Chūya, pero no puedo entender qué le pasó.

Mii-chan maúlla en respuesta, con la expresión perdida y viéndose verdaderamente tonto. Dazai se vuelve a reír y le acaricia entre las orejas, con especial cuidado.
Son ocho los pisos que baja y cuando la escalera termina, lo primero que hace es soltar a Mii-chan para que se vaya lejos: el inteligente gato huye presto, luego Dazai endereza su postura y guarda las manos en los bolsillos, luciendo medio alerta, medio despreocupado.

—Este lugar está abandonado —la voz es lánguida, los ojos púrpuras se mueven lentamente por toda la construcción—. Entonces, ¿por qué molestarse?
—¡Ah! —Dazai abre mucho los ojos, como si realmente estuviera sorprendido—, es que Chūya no sabía eso, pero atacó como si no le importara la vida de los demás, por supuesto, era mi deber reprenderlo.
—¿Reprenderlo? —Fyodor se burla—, ¿con el derecho atribuido por quién?
Luego de un encogimiento de hombros, una de las manos de Dazai abandona su bolsillo y pasa a sostenerse la barbilla; mirando hacia otro lado y con la vista ligeramente hacia arriba, finge pensar por un rato.
—Por supuesto, por él… ¿O es que acaso no lo notaste? —el ruso entrecierra los ojos un poco—, el ataque no fue muy grande ni muy rápido, al tacto se sintió más que nada cálido. Eso sin mencionar que retrajo Corrupción inmediatamente después. Dostoyevski, dime qué le hiciste.

Fyodor deja salir un ruido bastante despectivo que proviene de su garganta, pero no dice nada después. 

—Está bien, no importa. Tarde o temprano lo sabré.

Lleno de una arrogancia y burla bastante infantil, Dazai camina hasta Fyodor, luego se detiene justo cuando llega a su lado. No hay muchas diferencias ya sea en su físico o estatura, por lo que sus sombras se superponen en el suelo dando la ilusión de pertenecer al mismo ser.

—No puedes tapar al sol con un dedo —le dice Dazai—. No puedes suplantarme en sus recuerdos.

Porque tarde o temprano, Chūya entenderá que no somos el mismo demonio.

—¿Qué te da la confianza para decir que, si lo descubre, volverá a ti?

Porque tarde o temprano, sabrás que Chūya mata y muere por mí.

 —Simple, es que soy yo y él es mío.

Y es que no se trata de si quiere volver, sino de que voy a traerlo.

—Demasiado confianza nunca es buena.

¿Cómo podrías arrancarlo de mí? Preferiría que esté muerto.

—Demasiadas mentiras tampoco.

No puedes dañarlo, no puedes tocarlo. Sólo esperarlo y aguantar porque estas enamorado.

—Lo sé.

Y tú también.

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