Xin Mo 5 {KyuHae}

By KyuNaFish - 7:36 p.m.




KyuHyun camina rápido, demasiado para DongHae que ve cada vez más difícil seguirle el paso y más de un reclamo se ha llevado por quedarse atrás. Pero no son sólo los pasos largos y apurados del mayor los culpables, DongHae no puede evitar distraerse con las cosas que hay alrededor y quedarse mirando las vitrinas de las tiendas. 


Esa actitud tan despreocupada, como si no estuvieran siendo acechados por un clan de asesinos, le molesta demasiado a KyuHyun.


—¡DongHae! —llama—, apresúrate, tenemos que tomar el tren a Seúl antes del anochecer y todavía no terminamos aquí.


Llevan casi todo el día recorriendo las calles de Seosan, y DongHae no tiene la menor idea de porqué se encuentran aquí; después de la llamada de ChangMin, él pensó que irían directamente a  Seúl para luego ir a Yeouido...


—¡DongHae! —Ahí va de nuevo—. No te quedes atrás.


El tono de KyuHyun es severo, ni siquiera se voltea o se detiene para esperarlo, pero de alguna forma sabe que la distancia que los separa es mayor de lo que está dispuesto a tolerar. DongHae está seguro de que tiene ojos en la espalda, o quizás alguna de sus habilidades está usando, no hay otra explicación para que siempre sepa que está lejos de él. No espera que lo llame por tercera vez; corre hasta alcanzar a KyuHyun y quedar a su lado.


KyuHyun lo mira de soslayo: —¿estás cansado? ¿Qué es lo que tanto te entretiene?

—Lo siento, Hyun. —DongHae luce tan agraviado que KyuHyun se ve forzado a suavizar la voz.

—Permanece cerca de mí, no quiero que te pierdas.

—No me voy a perder. —DongHae sigue sin cambiar su expresión—. No me trates como si fuera un niño. —Las últimas palabras las susurra.


KyuHyun recuerda de pronto aquella pelea estúpida que tuvieron años atrás y piensa en lo diferente que son las cosas ahora. DongHae hace tiempo que no le discute como antes, y no dice lo que realmente piensa o siente. Suele ser llevado de su idea y testarudo cuando algo se instala en su cabeza, eso no ha cambiado, pero rara vez se queja a pesar de todo lo que han tenido que pasar desde la muerte de HyukJae. No le insiste cuando se niega a responder sus preguntas y siempre da su brazo a torcer cuando es necesario. KyuHyun se atrevería a decir que la noche que descubrió que no se había quedado en casa como le había pedido, es el primer acto de rebeldía del menor desde que son sólo ellos dos. 


O al menos el primero del que él se entera.


—¿Hyun? Lo siento, ya no me retrasaré.


DongHae sonríe, pero KyuHyun sabe que esa sonrisa no es del todo sincera, que es mayor la tristeza y la melancolía que siempre se vislumbra en su mirada. 


A veces se pregunta si podrá devolver la alegría a los ojos de DongHae, si podrá cumplir la promesa que le hizo a HyukJae antes de morir. A veces teme haber tomado decisiones equivocadas, pero ya no hay vuelta atrás, sólo puede seguir adelante y confiar en que las cosas saldrán como espera.


—Mira, Hyun —DongHae lo llama con un evidente y repentino entusiasmo, deteniendo su andar, su dedo apunta a un cartel colgado en una caseta telefónica—: dice que hay un festival en Taean, ¿podemos ir? Es cerca de aquí.

—DongHae. —KyuHyun mira muy por encima el papel y no se demora en reanudar la marcha—. Tenemos que estar en Seúl mañana.

—Pero no hará mucha diferencia si llegamos pasado mañana, ¿no?

—DongHae… —Inesperadamente, DongHae se aferra tímidamente a su brazo.


Y ruega.


—Por favor, Hyun, un día, sólo un día en el que olvidemos que estamos huyendo. Un día sin preocuparnos de que nos estén siguiendo, por favor.


KyuHyun sabe que su respuesta debe ser no, es urgente que lleguen a Seúl y por otro lado, para nada le agrada la idea de ir a un lugar que probablemente estará lleno de personas. Pero, por otro lado… La sensación de la mano de DongHae envolviendo con suavidad su brazo y sus ojos castaños suplicantes son un combo aterrador porque lo hacen dudar tanto...


—¿Eso es un no? —El menor pregunta desilusionado luego de un rato, y su mano abandona el brazo de KyuHyun. KyuHyun frunce ligeramente el ceño por esto.

—¿De verdad quieres ir? —DongHae asiente y KyuHyun suspira.


Al final, tal como HyukJae, no es capaz de negarse a la petición de DongHae.


—De acuerdo, será sólo por esta vez.

—¿En serio? —Incrédulo, DongHae está incrédulo, porque realmente lo pedía por rutina, en ningún momento pensó…— ¿De verdad? ¿Podemos ir?

Enarcando las cejas, KyuHyun pregunta—: ¿quieres jugar con mi paciencia? —DongHae niega.

—Gracias, Hyun, gracias, gracias, gracias...

—No es necesario el escándalo, DongHae. Iremos mañana temprano y por la tarde viajaremos a Seúl. 


DongHae está muy feliz, no deja de sonreír y sonreír como si acabara de descubrir la cura a todos los males del mundo, no obstante, se tranquiliza luego de un rato para no molestar a KyuHyun que, como siempre, permanece serio.


Unas cuadras después, el cuerpo de KyuHyun se tensa y DongHae siente cierto tipo de fuerza espiritual sobre él. 


—Ya casi llegamos —le dice sin voltear a verlo—, mantente alerta y quédate a mi lado.

—¿A dónde vamos?

—No es necesario que lo sepas.


Siempre es igual, y DongHae está acostumbrado pero no por eso deja de ser frustrante que KyuHyun no responda sus preguntas. Está seguro de que le oculta más cosas de las que puede imaginar, pero finge que no se da cuenta, actúa como si no le afectara. 


Sin embargo, no es fácil continuar así.


—No hables con nadie y no dejes que se acerquen demasiado a ti.


Entran a un callejón que a simple vista no parece ser más que eso, un pequeño espacio entre dos edificios que, a pesar de ser de día, se ve más sombrío que la calle por la que venían. A medida que avanzan, DongHae tiene la impresión de encontrarse dentro de un laberinto, el camino que siguen no es recto, hay intersecciones y en una de ellas doblan a la izquierda. KyuHyun camina en silencio y está claro que sabe perfectamente a dónde se dirigen, en ningún momento duda o titubea al tomar un camino u otro. De pronto, DongHae siente que lo observan y por instinto se detiene para mirar a su alrededor: en las ventanas de los edificios, detrás de él, mira una y otra vez pero no ve a nadie. Entonces escucha claramente el ruido de una ventana que se cierra con suavidad.


—DongHae, ¿qué sucede? —KyuHyun se acerca a él—. Te dije que te quedes conmigo.

—Alguien me observaba —dice distraído, sin prestarle total atención a KyuHyun—. Estoy seguro de que había alguien, en alguna parte, pero… no pude verlo.


KyuHyun revisa rápidamente su entorno y tampoco logra ver nada demasiado sospechoso. DongHae lo mira inquieto y teme que efectivamente alguien los esté vigilando, pero no insiste para no despertar la paranoia de KyuHyun.


—Quizás fue tu imaginación.

—¿Tal vez? —dice, no muy convencido. 

—Vamos, no tiene caso que le sigas dando vueltas.


Finalmente llegan a una pequeña plaza rodeada por edificios. Hay una fuente en el centro, algunas bancas y un par de árboles. El lugar es algo sombrío, los edificios no son tan altos, aunque sí lo suficiente como para que el sol no logre llegar hasta ese espacio, dejándolo escaso de luz y calor. Hay al menos otros dos accesos, y DongHae asume que también deben existir otros lugares como ese, a los cuales se puede llegar por los caminos que no tomaron.


—¿Dónde estamos? —Mirando para todos lados, no se logra observar ningún tipo de señalización que dé nombre a las calles o numere los edificios.

—Aquí viven algunos clanes, no cualquiera puede entrar.

—¿Ya habías estado aquí?

—Sí.


DongHae observa todo en detalle y le llama la atención el primer piso de uno de los edificios porque es totalmente distinto al de los demás. La puerta es de vidrio y a su derecha hay un ventanal donde se puede ver una gran variedad de objetos, algunos los puede reconocer: un reloj antiguo, una máquina de escribir, una cámara fotográfica; pero hay muchas cosas que no sabe qué pueden ser. Siente mucha curiosidad, quiere entrar y ver lo que hay en el interior. Pero KyuHyun lo detiene.


—No puedes ir allí —le dice cortante.

—¿Por qué?

—No puedes, punto.

—Pero... Hyun...

—Por favor, DongHae, no me hagas las cosas más difíciles, ¿de acuerdo? —DongHae lo mira por un momento, luego baja la mirada y asiente—. Bien, gracias.


Al mismo tiempo, de otro de los edificios sale un hombre vestido completamente de negro; mide cerca de un metro ochenta, su cabello es platinado y tiene unos ojos oscuros totalmente inexpresivos. Se acerca a ellos sin quitarles la vista de encima.


—Kai —KyuHyun lo saluda con un movimiento de cabeza, el chico le devuelve el gesto.

—Te estábamos esperando, podemos entrar cuando quieras. —Kai avanza y KyuHyun y DongHae lo imitan, pero al llegar a la puerta del edificio, se gira hacia ellos y señala al menor—. Él se queda aquí.

—¿Qué? —La petición es inesperada para KyuHyun—. ¿De qué hablas?

—No puede entrar, KyuHyun, mi trato es contigo, nadie más.

—No puedo dejarlo solo, menos en este lugar, lo sabes.

—Tú decides. —Kai lo desafía con la mirada—. Tengo la información que quieres, pero sólo te la daré si él se queda. Lo tomas o lo dejas, tú decides.

—Demonios. —KyuHyun frunce el ceño, esta situación está por completo fuera de su previsión. 


No lo piensa demasiado antes de chasquear la lengua y girarse para enfrentar a DongHae. Su semblante es muy serio—. DongHae, escúchame, puedo confiar en ti ¿cierto?, una vez entre allí, no hables con nadie, no escuches a nadie. Si alguien se te acerca, lo ignoras, ¿de acuerdo?

—¿Está bien?


DongHae titubea en su respuesta y dentro de él, se molesta e inquieta por el repentino cambio de humor de KyuHyun. Mirando de soslayo los alrededores, ¿quién podría acercarse para interrogarlo? Parece no haber ni un alma en kilómetros a la redonda.


—Si algo sucede, llámame, saldré sin importar qué. —DongHae asiente—. Esto no tomará mucho tiempo, por favor, no te muevas de aquí.


Kai y KyuHyun entran al edificio, DongHae analiza sus opciones y decide que lo mejor es esperar sentado en una de las bancas. Se acerca a la que está justo bajo un árbol y se sienta ahí. Sin embargo, no se da cuenta de que lo están observando. De la tienda que minutos antes llamó su atención, una chica emerge y camina hacia él con la ligereza del viento en sus pies: 


—Hola —DongHae la nota hasta que está a escasos metros de él—; mi nombre es Tiffany, ¿cómo te llamas, muchacho? —Ella espera su respuesta, pero DongHae la ignora y no lo hace sólo por lo que KyuHyun le dijo, los brillantes ojos de la chica y su sonrisa demasiado amable le producen cierto tipo de desconfianza. Tiffany entiende y sonríe aún más, él es mucho más obediente de lo que esperaba, pero no piensa rendirse, no puede dejar que DongHae se vaya como si nada—. Tú eres el hermano de Lee HyukJae, ¿cierto? —Lanza un cebo difícil de rechazar.


DongHae la mira sorprendido, ¿conoce a su hermano? De pronto, varias preguntas se agolpan en su cabeza, y duda, se debate entre preguntar o hacer caso a las palabras de KyuHyun.


Tiffany continúa sonriendo, puede ver el conflicto que tiene DongHae y sabe que conseguir su atención será más fácil de lo que esperaba si sigue el camino correcto, así que presiona una vez más: —Lee HyukJae y su espada de nieve, uno de los mejores espadachines que el mundo espiritual ha visto, ¿alguna vez lo viste? Su baile con la espada era alucinante…


¿Que si lo vio? DongHae se muerde la mejilla interna hasta que puede saborear su sangre y el parloteo de  Tifanny se vuelve distante cuando se pierde en sus recuerdos.


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