Xin Mo 1 {KyuHae}

By KyuNaFish - 12:05 p.m.



La nieve es fría, blanca, pura… Pesada… Y desde hace cinco inviernos KyuHyun ayuda con su limpieza en la entrada de la casa. 

HyukJae se adelanta siempre, abriendo el camino y asegurándose de que el entorno es lo suficiente seguro para que KyuHyun pueda seguirlo; usan zapatos apropiados, gruesas chamarras, guantes resistentes y palas especiales para el trabajo que les espera.

La primera nevada acostumbra ser intensa, pero HyukJae es fuerte y KyuHyun joven e inquieto; entre risas, jadeos y uno que otro empujón, nunca tardan más de dos horas en terminar. Entonces, como si se tratara de una alarma programada, la ventana de la casa que da hacia ellos se abre y DongHae asoma la cabeza: el gorro de lana azul le cubre casi por completo el cabello y apenas unos mechones de castaño rebelde logran escapar de su prisión.

—¡Adentro! —ordena, luego se escabulle nuevamente y cierra la ventana.

HyukJae se limita a reír por la actitud de su hermano menor y KyuHyun, por el contrario, bufa.

—DongHae realmente es un maleducado. —HyukJae le palmea la cabeza y sonríe, logrando que la primavera florezca en pleno invierno. KyuHyun siente correr por su cuello un calor que nace en su pecho, y lucha para que no se le note en la cara.
—No todos pueden ser tan propios como tú. —KyuHyun asiente, satisfecho con el halago—. Anda, vamos dentro a calentarnos un poco.

Ambos entran en la casa y los gritos de DongHae los guían hacia la cocina. El castaño está sentado sobre la mesa, sus piernas se balancean descuidadamente y con ambas manos sostiene una taza de café humeante frente a su boca.

—Para los niños hay chocolate —aclara, engreído, antes de que el quejoso de KyuHyun empiece a decir que no le gusta para nada el café.
—Gracias. —HyukJae toma asiento en una silla y KyuHyun lo imita.

La tetera de DongHae sigue en la estufa, y su silbido es lo único que se escucha por un momento.

KyuHyun bebe un sorbo de su chocolate, está dulce en su justa medida, como a él le gusta. Sonríe sin querer, y es que nunca lo admitirá en voz alta, pero el chocolate que prepara DongHae es el mejor que ha probado en su corta vida.

—¿Qué sucede, DongHae? —HyukJae habla repentinamente—, ¿seguro que no quieres chocolate?
—¡Me gusta el café! 

KyuHyun no tarda en entender el porqué de la pregunta cuando de reojo observa a DongHae: la mueca que hace al beber café le saca una carcajada y amenaza con hacerle escupir su chocolate.

—Ni siquiera te gusta, DongHae, ¿por qué insistes en tomarlo? —dice entre risas, y al ver el sonrojo que el menor trata penosamente de ocultar, no puede evitar molestarlo más—: tomar café no hará que dejes de ser un niño.
—¡No soy un niño! —DongHae se levanta de forma abrupta de la mesa, tirando las cosas que están cerca de él—. ¿Cuándo vas a entender? No soy un niño.

La atmósfera de pronto se pone tensa.

—Hae, recojamos esto… —HyukJae trata de arreglar el ambiente pero es por completo ignorado.
—Claro que lo eres. —El tono de KyuHyun es pretencioso—. Sólo tienes catorce años y, por lo demás, siempre te comportas como un mocoso mimado.

DongHae lo mira en silencio, su mentón tirita y los ojos le brillan por las lágrimas que no le dará a su verdugo el gusto de ver. KyuHyun carraspea suavemente y desvía su mirada de la de DongHae al ver esto; definitivamente no esperó que su pequeña broma tomara tal rumbo… Justo cuando cree que es momento de disculpas, DongHae vuelve a hablar: 

—Tú solo tienes dos años más que yo. No veo la gran diferencia de la que alardeas y te hace sentir tan adulto. ¡Admite que solo intentas impresionar a HyukJae!
Al ser atacado en su punto débil, KyuHyun se pone de pie de un salto también y en el proceso tira su silla. —¡Eso no es verdad! 
—¡Basta los dos! —HyukJae intenta callarlos, pero nuevamente es ignorado por los jóvenes frente a él.
—¡Lo es! ¡Eres un estúpido! ¡Te odio, KyuHyun!
—¡DongHae! —HyukJae lo llama, pero él corre escaleras arriba y se encierra en su habitación, no sin antes dar un fuerte portazo.

KyuHyun permanece callado, con la mirada gacha y los puños apretados a sus costados. ¿Por qué DongHae tiene que comportarse así? Sólo era una broma…

—Sabes que él no te odia, ¿cierto?

HyukJae le sonríe apenado, disculpándose por la actitud de su hermano menor.

—Lo sé. —KyuHyun finge una sonrisa y recoge la silla que tiró—. También lo siento por decir esas cosas, no debí molestarlo.
—No creo que sea a mí a quien debas decirle eso —KyuHyun lo sabe muy bien, pero también tiene claro que en este momento DongHae no querrá escucharlo.

HyukJae parece leer sus pensamientos porque, luego de regalarle una sonrisa, le palmea el hombro y sube las escaleras con dirección a la habitación de DongHae.

KyuHyun suspira entonces y recoge las tazas que usaron para ir a lavarlas. Tira por el fregadero el café ya frío que DongHae dejó en la suya y, mientras mira el agua turbia correr, lo siente…

El característico dolor de desgarre en su piel cuando alguien rompe sus escudos.

Cierra la llave del agua y se agacha para caminar de puntillas y llegar hasta la ventana, donde se asoma con cuidado y revisa los alrededores sin éxito porque no hay nada, y aun así le sigue doliendo el pecho. Aprieta los dientes y, sin hacer ruido excesivo, se apresura hacia la planta alta; abre suave pero rápidamente la puerta de la habitación de DongHae y entra.

—Hyun… —DongHae parece, estuvo esperándolo. KyuHyun asiente y lo toma de la mano, deteniéndose un momento en el brillo expectante que hay en los ojos contrarios.
—No me mires así, tampoco lo sé. No soy tan bueno. —DongHae niega apresuradamente, quitándole importancia a las palabras dichas.
—Hyuk se escabulló por la ventana de su habitación, dijo que vayamos al sótano y esperemos allí.
—Bien.

Ambos, aún tomados de la mano, abandonan la habitación y corren de puntillas hacia la escotilla escondida en el patio de atrás.

No pasan mucho tiempo ocultos cuando logran escuchar pisadas suaves afuera, acercándose a ellos. KyuHyun, naturalmente se posiciona frente a DongHae e invoca un poco de su energía espiritual para formar un escudo que nace de la palma de su mano; una luz blanca y brillante alumbra todo el lugar y DongHae se siente cálido y maravillado a pesar de que no puede ver lo que KyuHyun hace.

—¡Buh! —Tanto el cuerpo de DongHae como el de KyuHyun se relajan enseguida al ver que es HyukJae quien se asoma para molestarlos—. Está bien, chicos, sólo era un youmu perdido de bajo nivel. Nada para preocuparse.

KyuHyun deja salir el aire que había estado conteniendo y suelta enseguida la mano de DongHae. DongHae frunce el ceño ante su acción y lo mira, pero KyuHyun ya está afuera, saltando alrededor de HyukJae, llenándolo de cumplidos por haber derrotado a un youmu con tanta facilidad y sin siquiera ensuciarse.

—Eres impresionante, ¡el mejor! —DongHae rueda los ojos al escucharlo y tose.
—Entonces, ¿es seguro permanecer aquí? —pregunta. HyukJae va hasta él y le desordena el cabello con cariño.
—Sí. —Su sonrisa es suave y afectiva.
—Bueno.

Como si nada hubiera pasado, DongHae se apresura en silencio hacia su habitación, dejando al par de tontos un tanto desconcertados en el patio.

Aunque el desconcierto no dura mucho.

—DongHae es muy inteligente —dice KyuHyun de repente. De espaldas a él, HyukJae se limita a cabecear—. No puede verlos pero sí sentirlos.
—No es posible, él no es como nosotros. —KyuHyun se cruza de brazos y frunce el ceño.
—Cada que invoco mis barreras, sé que entiende más de lo que debería hacerlo alguien «normal».

HyukJae desvía la mirada notablemente incómodo y, sin agregar más, se va, dando por terminada la conversación.

KyuHyun permanece un rato más en el patio, mirando el cielo. El atardecer está sobre ellos demasiado temprano debido al invierno, y no falta mucho para que comience a nevar nuevamente. Piensa un poco en la extraña actitud de HyukJae pero se distrae pronto siempre que se concentra demasiado en su entorno. 
A pesar de los años, KyuHyun todavía siente extraña la calma y la vida en general que ofrece un lugar tan rural como Mokpo. Su corazón de niño a veces extraña los rascacielos y el ruido, las luces cegadoras, el olor del humo y la comida muy condimentada.

Extraña su casa. 

Extraña a sus padres. 

Extraña Seúl.

Pero también entiende que la ciudad es peligrosa y eso es suficiente para ahuyentar la nostalgia.

—¡Hyun! —KyuHyun voltea hacia la puerta, DongHae está allí, mirándolo con sus ojos bonitos y brillantes—; ¡no entiendo mi tarea!

El castaño hace un mohín y patalea, KyuHyun quiere decirle que definitivamente es un niño, un niño muy adorable, pero se calla y en su lugar sonríe y avanza hacia él.

—De acuerdo, de acuerdo, te ayudaré. —DongHae corresponde a su sonrisa y se prende de su brazo mientras caminan y le lloriquea un poco más.

Por la noche, HyukJae los llama para que bajen y cenen lo que acaba de preparar. Tanto KyuHyun como DongHae se lanzan comentarios ácidos de vez en cuando y se pelean por los restos del cerdo frito que sobra.

El hogar de los Lee y el Cho es acogedor, y desde el otro lado de la calle se puede ver la luz encendida en la cocina. Sus siluetas sentadas alrededor de una mesa redonda. DongHae es ruidoso y es su risa la que más se puede escuchar a la distancia.

Y no muy lejos los mira alguien que se contagia del ambiente y también ríe muy alegremente…

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