Mo Ran/Chu WanNing
Con los codos apoyados en el barandal del balcón y las manos acunando
su rostro, WanNing observa al hombre que está abajo con minuciosa atención: Mo
Ran jadea, su rostro está un poco rojo y parece no poder hablar, no obstante,
sus ojos que reflejan el brillo de la luna simulan fogatas que fulguran, llenos
de emoción. Hay una sonrisa en el rostro de ambos, sutil y fresca, que sabe a
la primavera prometida hace años.
Un muchacho rebelde corría por los pasillos de la institución: su
cabello un poco largo y desordenado, detrás de él había otro de aspecto
contrario: impecable de la cabeza a los pies, nada estaba fuera de lugar si
ignorabas que también corría y además, estaba gritando. Chu WanNing frunció el
ceño cuando escuchó los ecos del escándalo, pero era su primer día, no estaba
familiarizado del todo con el camino y tampoco con las reglas: lo ignoró.
Gran error.
No había dado más de diez pasos fuera de dirección cuando uno lo
empujó, haciéndolo chocar contra la pared y ocasionando que sus anteojos
cayeran, el segundo pasó, aplastándolos y produciendo un sonido tan crujiente
que detuvo cualquier movimiento que estuvieran —cualquiera de ellos— por hacer.
WanNing entornó los ojos, el joven frente a él iba a decir algo hasta que sus
miradas se encontraron; extrañamente, Xue Meng —que siempre era muy educado y
elocuente—, hoy se quedó en blanco, sin saber qué hacer. Mo Ran regresó sobre
sus pasos y se agachó, tomando los lentes rotos con cuidado y listo para
disculparse. Pero le pasó lo mismo que a su primo; al levantar la mirada y ver
detenidamente el rostro contrario, olvidó por completo su excusa y no supo qué
decir.
Pareció una eternidad, aunque fue cosa de segundos. WanNing arrugó la
nariz y se dio la vuelta, sus pasos rápidos y grandes, pronto, Mo Ran y Xue
Meng lo perdieron de vista.
Horas más tarde, el par de delincuentes volvió a encontrarse con Chu
WanNing. Aquel joven que parecía ser
un nuevo compañero, tenía otros anteojos y llevaba un maletín, con una
expresión justa y el aura que gritaba «soy poco accesible», se paró detrás del
escritorio y con tiza blanca escribió su nombre en letras grandes y bonitas.
—Desde hoy, soy su maestro de matemáticas.
Él, que no parecía ser mucho mayor que ellos, empezó a darles clase.
Pronto se volvió popular: alto y de piel lechosa, guapo de una forma
fría y afilada, tenía el temperamento de un erudito y que no sonriera, sólo lo
acercaba más a la imagen del inmortal que describen en las novelas: del que
todas las chicas se enamoran perdidamente y los chicos toman como modelo a
seguir. Sin embargo, siempre hay excepciones, el par de revoltosos que conoció
en su primera hora dentro de la facultad se quedaba lejos a pesar de tener
clase con él casi toda la semana. Cuando les preguntaba algo los dos
tartamudeaban y divagaban, se ponían rojos y parecían sudar por todos lados; en
general lucían estúpidos, y WanNing habría preguntado en dirección si tenía un caso
de estudiantes con retraso de no ser porque a la hora de responder sus
exámenes, uno era excelente y el otro entraba en el rango de lo normal.
WanNing detuvo primero a Xue Meng; se enteró por casualidad que era el
hijo del director y decidió que quería aclarar las cosas con el chico. Amaba
ser maestro, enseñar era para lo que nació, así que no estaba dispuesto a
perder su trabajo por algún tipo de malentendido.
—Señor —Xue Meng miraba sus zapatos—, estoy avergonzado porque ese día fui muy descuidado pensando que sería
un compañero de algún grado más alto y entonces pensé que no sería tan
importante si no me disculpaba además de que es usted muy guapo y yo me impacté
por un momento y luego apareció diciendo que sería mi maestro y es tan
inteligente que me abruma y por eso sigo sin poder pedir perdón dada mi
inexcusable falta así que estoy en constante miedo de que no le agrade a
alguien tan genial como usted —como siempre, Xue Meng terminó con la cara roja
y la frente sudorosa, sus ojos estaban aguados y parecía estar a punto de
llorar. WanNing miró para todos lados, esperando que nadie viera el
espectáculo, ¡parecía que acababa de intimidar a su alumno! Además, sólo había
podido entender la mitad de lo que escuchaba, ¿cómo podía ser la lengua de un
humano tan rápida?
—Está bien, respira —le dio con cuidado un par de palmaditas en el
hombro y trató de sonreírle—, el accidente está en el pasado —su voz también se
suavizó—, eres un estudiante modelo, por favor, no hay razón para sentirse
avergonzado conmigo. Empecemos de nuevo, olvidemos lo que sucedió.
—Maestro, es usted tan bueno —WanNing estaba por responder, pero Xue
Meng comenzó a llorar en serio al momento siguiente y como si su vida
dependiera de ello, corrió hacia la salida.
Aunque bochornoso, todo se arregló cuando al día siguiente, Xue Meng
comenzó a portarse como un completo devoto de WanNing. Hablando maravillas de
su apuesto e inteligente maestro a dondequiera que iba, presumiendo que «está
al nivel de resolver problemas más rápido que una computadora cuántica».
El día que Luo FengHua —uno de los colegas de WanNing se lo dijo—,
WanNing pensó que quizás, no debió aclarar las cosas con ese chico.
La ocasión para abordar a Mo Ran no sucedió mucho después. Ya era
tarde, WanNing salía de una junta de profesores y se topó a Mo Ran en las
canchas; el joven estaba sudado y vestía su uniforme deportivo, llevaba un
balón de baloncesto bajo el brazo y una botella de agua ya vacía colgaba de su
mano.
—Maestro —él fue quien habló primero, pero también quien intentó
marcharse inmediatamente.
—Mo Ran, espera —WanNing lo llamó, el sol que se despedía todavía
alcanzó a reflejarse en sus anteojos, ocultando su expresión—, quisiera hablar
contigo, si tienes tiempo.
Mo Ran dudó un momento, pero terminó por aceptar. Hizo una carrera
hasta el almacén para dejar su pelota y luego fue al baño, se lavó la cara e
intentó acomodar su cabello, haciendo todo lo posible para verse presentable y
aunque le habría gustado cambiarse el uniforme sudado, tampoco podía dejar a
WanNing esperando mucho tiempo.
Trató de regular su respiración cuando regresó a las canchas; WanNing
seguía de pie en el mismo lugar, el viento le soplaba el cabello y la poca luz
que brillaba en el cielo proyectaba una tenue sombra a sus pies, se veía tan
frágil y solitario, como el último carámbano que queda cuando el invierno se
va.
—Maestro —Mo Ran no lo notó, pero su voz de pronto sonó muy dulce.
WanNing por el contrario, fue muy consciente y se sintió ligeramente incómodo, mas
trató de ignorarlo.
—He notado lo perturbados que están Xue Meng y tú en mi clase, hace
varios días que hablamos… —WanNing comenzó a caminar, de pronto, tener a Mo Ran
tan cerca y a solas, le hizo darse cuenta de que su alumno era más alto que él,
también tenía una mejor construcción corporal. Sus ojos morados parecían ser
muy profundos y toda su persona se sentía muy dominante, había un sabor vicioso
y salvaje a su alrededor, como un perro grande no domesticado que podía saltar
sobre este gato huraño en cualquier momento y morder y morder, hasta tragárselo
para almacenarlo eternamente en sus entrañas... WanNing se detuvo en sus
pensamientos y ocultó su pánico, con esfuerzo logró seguir hablando—; quiero
creer que tu comportamiento es por la misma razón, y si es así, te diré lo
mismo, no hay necesidad de atormentarse con eventos del pasado, las cosas entre
nosotros están bien.
Llegaron a la entrada, WanNing se detuvo y volteó porque Mo Ran no
decía nada; se arrepintió enseguida. Ya estaba oscuro y la expresión del chico
era extraña, lo veía con demasiada intensidad y WanNing no sabía cómo
interpretar eso.
—Mo Ran…
—No es igual —Mo Ran de pronto habló y sonrió, el gesto fue cálido y
genuino, pero contrastaba mucho con la intención que escapaba de sus ojos—, Xue
Meng admira al maestro, a mí, el maestro me gusta.
Mo Ran se adelantó dos pasos, WanNing retrocedió tres. Estaban en la
entrada de una escuela pública y no era exageradamente tarde, pero no parecía
haber nadie en los alrededores y WanNing comenzó a sudar cuando chocó contra la
pared, ¡no era una chica y ya tenía 30 años!, ¿qué era esta representación de
adolescente intimidada por el matón de la escuela? WanNing trató de endurecer
su corazón e hizo oídos sordos a las incesantes palpitaciones que vibraban por
todo su cuerpo, empujó el pecho de Mo Ran para alejarlo, pero la camiseta
deportiva era demasiado delgada y luego del ejercicio, la temperatura de Mo Ran
permanecía alta. WanNing se alejó más rápido de lo que se acercó, las puntas de
sus orejas pronto se tiñeron carmesí y miró al suelo, avergonzado y enojado.
—¡Mo Ran! —Mo Ran se burló pero no insistió más. Enseguida retrocedió
y se inclinó de corazón.
—Este alumno maleducado se ha enamorado de usted —su voz volvió a la
dulzura inicial—, este alumno sinvergüenza entiende que no es correcto debido a
nuestras posiciones —se irguió, la expresión adusta—, aun así, este alumno le
pide al maestro que por favor no guste de alguien más y lo espere hasta que
crezca correctamente.
Llegados a este punto, WanNing agradeció todo por lo que hace unos
momentos se quejó; la pared detrás le impidió caerse, la oscuridad ocultó que
su rostro parecía sangrar y, sin personas alrededor, nadie pudo enterarse de que
un chico tan guapo se estaba declarando a su viejo profesor.
Este anciano cumplió ayer 34 años, su cabello ya es lo bastante largo
para atarlo en una pequeña cola de caballo y debido a lo informal de la
ocasión, tiene sueltos alrededor de su rostro varios mechones necios que lo
hacen ver bastante gentil. El corazón de Mo Ran late desenfrenado mientras lo
ve, se siente muy nervioso de repente porque WanNing sigue siendo tan hermoso
como cuando lo conoció, y a cinco metros sobre él parece aún más inalcanzable
que nunca. Dejando escapar un suspiro, Mo Ran se golpea el pecho y WanNing se
ríe al verlo:
—¿Has crecido correctamente por fin? —la voz es perezosa, llena de una
burla que no se molesta en disimular.
—¡WanNing! —Mo Ran se sonroja, recordando sin querer lo atrevido que
fue cuando apenas tenía veinte.
—Está bien, no me ha gustado nadie más en estos cuatro años.
Mo Ran encoge el cuello y pisotea, entonces sus ojos se desvían hacia
la puerta y ve en la cerradura una llave abandonada, inmediatamente mira a
WanNing de vuelta; sus ojos llenos de un desconcierto que se derrama cuando le
dicen que sí.
Que no es una broma.
Que es real.
Que esta es una historia de amor
desde la primera vez que te vi.
0 comentarios