¿Qué significaba?
Para ambos representó dolor,
humillaciones y burlas. Dazai era excelente sobajando gente; él, tan
inteligente, tan todopoderoso. La mano derecha de Mori, el ejecutivo más joven
en toda la historia de la Mafia Portuaria.
El indispensable.
Personalmente, tanto Akutawaga como Chūya
se esforzaron inhumanamente para poder siquiera caminar al lado de aquel
demonio; sin embargo, es un recordatorio triste de lo mucho que fallaron el
verlo ahora a lado de sus nuevos camaradas.
Tal vez sigue siendo la misma alma
solitaria de antaño, también es desobligado y sus ridículos impulsos suicidas permanecen.
Pero a veces sonríe genuinamente. A veces actúa desinteresadamente. A veces se vislumbran
pizcas de cariño real en las miradas que le da a su nuevo subordinado y
compañero.
Se puede catalogar perfectamente como envidia,
por supuesto, no obstante, la palabra queda corta y no describe del todo esto que
se siente más profundo en el pecho.
Dolor.
Nostalgia.
Impotencia.
Soledad.
Tristeza.
A veces Chūya y Akutagawa se sientan en
silencio a contemplar la ciudad desde el edificio que a Dazai le gustaba.
Son los abandonados. Los que se quedaron
atrás.
A los que el mismo demonio dio la espalda
sin decir adiós.
0 comentarios