Demons V {SoukokuFyo}

By KyuNaFish - 8:19 a.m.





Dazai no está aquí ni está allá, se mueve como una sombra por las noches, viajando del norte al sur y del este al oeste sin nadie que lo detenga… Aparentemente.
Ranpo está en la azotea de la agencia, su cabello se mece suavemente con el viento y el día soleado frente a él contrasta totalmente con la densa capa de molestia que lo rodea; Tanizaki lo mira de vez en cuando, callado y nervioso porque lleva varios minutos allí sin hacer nada.

Ranpo parece estar buscando algo en las calles.

Por fin hay un ruido detrás de ellos, Tanizaki se gira para mirar a un gato de ojos grandes y coquetos, que luce particularmente gordo y es bonito. El gato maúlla y enseguida salta a la superficie baja más cercana, escapando. Ranpo truena la lengua cuando Tanizaki ya no ve al animal.

—Vamos. —Ranpo se apresura a la puerta de la azotea y Tanizaki lo sigue de cerca, con miles de preguntas en la boca, pero sin atreverse a dejar salir una sola.

Abajo, todo está extrañamente silencioso. Ranpo se acerca a Kunikida para susurrarle algo, el cuerpo del rubio se tensa evidentemente y tarda un momento en recuperarse, le da una larga mirada a Ranpo pero al final se limita a guardar silencio. Yosano, parada en la esquina, finge no ver nada y se concentra en la ventana, desentendiéndose completamente del asunto.
Llegando al último piso, en la cafetería, Ranpo se encuentra con Kenji y el chico le sonríe:

—¿Fue demasiado difícil? —Kenji niega, pero hay varios cortes en sus mejillas y tiene una mancha de sangre un poco grande en el costado izquierdo de su abdomen—. Si es muy malo, ve con Yosano.

Kenji vuelve a negar, sin dejar de sonreír. A continuación, extrae un celular de carpeta de sus bolsillos y Ranpo lo toma.

—Buen chico. —Ranpo lo alaba y le da un par de palmaditas en la cabeza—; cuando vuelva, tendrás una bolsa de mis dulces.

Sin decir más, Ranpo continua hacia las calles con Tanizaki siguiéndolo, Kenji espera pacientemente a que doblen en la esquina para dejar que sus piernas se doblen y varias arcadas llenas de sangre se le escapen.

Andando por las calles, es al menos cada diez minutos que Ranpo truena la lengua y Tanizaki ya no sabe qué hacer con su incertidumbre.

—Uh… Ranpo, ¿qué se supone que hacemos?
—Buscamos.
—¿Qué?
—Quién.
—¿A alguien?
—Sí.
—¿A quién?

El sonido de un cuchillo rozando su oreja hace que Tanizaki calle, Ranpo se pone en alerta también y mira discretamente para todos lados.

—¿Así es como la Mafia respeta una tregua? —Grita. A su reclamo le responde una risa alta y socarrona.
—Quien perdió la moral primero fue su Agencia, así que no hay cara para reclamar nada.

La calle es de por sí estrecha, un poco olvidada porque los únicos comercios existentes ofrecen artilugios que nadie quiere comprar. Los pocos transeúntes que pasean por allí desaparecen pronto y Tachihara saluda a Ranpo desde la otra acera, sosteniendo en su mano un pequeño colgante de conejo que está manchado con sangre. Los ojos de Ranpo destellan cuando lo ve.

—Nuestros conflictos internos no son su problema. —Tachihara sonríe.
—Lo son desde que atacaron a Kyōka, quien está bajo la protección de nuestra superior Kōyō.
—Ranpo… —Ranpo frunce el ceño cuando Tanizaki lo llama, se gira para mirarlo y silenciosamente decirle que más tarde le explicará. Tanizaki lo mira de vuelta, no muy convencido, pero definitivamente menos perturbado.

Otro cuchillo los sorprende, esta vez hiriendo el brazo de Ranpo. Ranpo sisea y se toca la herida, sin embargo, la expresión en su rostro no cambia demasiado.

—¿Quieres romper completamente la tregua? —Tachihara se encoge de hombros—. ¿Justo ahora que alguien los atacó y les robó un enorme cargamento de armas?
—¿Lo sabes…? —La sorpresa en el rostro del mafioso no dura mucho—; de todas formas, no importa. También sabemos quién fue.
—Si investigaron bien, ¿entonces por qué insistir en la enemistad con los únicos que pueden ayudarlos si lo piden? —Tachihara extrae una pistola del bolsillo interno de su chaqueta y la carga, apuntando justo entre los ojos de Ranpo.
—¿Quién puede ayudarnos entre ustedes?, ¿tú?
—Sabes de quien estoy hablando.
—¡Ah! —Aburrimiento y burla es todo lo que refleja su expresión—, ¿acaso él aún está de su lado?

No hay tiempo para la respuesta, una bala se aloja en la frente de Ranpo antes de que su cuerpo caiga al suelo y se desvanezca, el Tanizaki echo por Nieve Tenue se va con él también y desde el piso más alto del edificio que está frente a la escena, los reales Ranpo y Tanizaki miran cómo Gin sale de su escondite para unirse a Tachihara e irse. Ranpo rechina los dientes al verlos, porque no hay molestia en sus rostros.

—Lo sabían… —Ranpo se deja caer en el suelo, su frente está llena de sudor. Tanizaki se mantiene de pie y lo mira, medio confundido y medio enojado.
—¿Puedes explicarme ahora? —Olvida sus modales y exige. Ranpo apoya la cabeza en su mano y suspira.
—Kyōka está bien. Con Kenji fingimos un ataque, supuse que Kōyō iba a defenderla, pero no a tal punto... Además, el movimiento ni siquiera los tomó por sorpresa y Kenji terminó gravemente herido, también, justo ahora fuimos emboscados. No salí buscando nada en particular, estábamos dando vueltas sin razón real y los encontramos a ellos justo en este lugar con edificios altos y calles estrechas, vacías. Los cuchillos de la chica nunca se lanzaron con intención asesina, pero él disparó a matar sin duda alguna. Son una organización con una cadena de mando bien establecida, sin órdenes de Mori o por lo menos de un ejecutivo, no tenía poder para matarme y romper así una tregua establecida hace años que no les afecta para nada. Su ataque indica que venia preparado, y la sonrisa en su rostro cuando tu ilusión desapareció sugiere que lo sabía, sabía que no éramos nosotros y que esto no fue más que una farsa. Tener tal capacidad de ver a través de mis movimientos…

Tanizaki tarda un poco en entender todo lo que Ranpo murmura, porque quizás él cree que dio una charla clara cuando no fue así. No obstante, entre un montón de pausas y susurros que hacían parecer que Ranpo hablaba más consigo mismo, Tanizaki logra asimilar lo que Ranpo le dice y no puede evitar sentirse un poco nervioso también.

¿Es realmente así?

—Dazai… —Tanizaki traga, su garganta se siente seca.
—Sí.

Ranpo se levanta e insta al aturdido Tanizaki para que se apure a salir, estar fuera se siente peligroso de pronto.

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